Maite SOROA
Aplausos para los de Balza
La brutalidad de la Ertzaintza -acreditada por los testimonios, documentos gráficos y partes médicos que algunos medios ocultan con celo- les ha llenado de satisfacción. Desde las filas del PSOE la aplaudía el editorialista de «El País». Sin empacho: «La policía vasca cumplió con su deber. Haber tolerado el desafío habría sido considerado como terreno conquistado para la siguiente, de acuerdo con la estrategia actual del entorno etarra. Acabar con el derecho a la impunidad que ese mundo reivindica requiere activar todos los mecanismos del Estado de derecho. Por ejemplo, ordenando, como hizo ayer el juez Baltasar Garzón, la detención y traslado ante la Audiencia Nacional de la cabeza visible del grupo organizador de los incidentes, Juan María Olano».
La derechona españolista negurítica también aplaude. Lo ponía negro sobre blanco el editorialista de «El Correo Español»: «El hecho de que el juez Garzón, a requerimiento de la Fiscalía, cite al dirigente de Askatasuna Juan María Olano representa una nota esperanzadora. Porque (...) más sangrante resulta que organizaciones ilegalizadas o cuya actividad fue legalmente suspendida hace ya tiempo -léase la propia Batasuna, Askatasuna o Segi- actúen de facto como estructuras de encuadramiento y movilización de la izquierda abertzale, manteniendo al frente a sus responsables y portavoces de siempre (...)».
Y desde las propias filas se animaba a la muchachada a emplearse a fondo en la siguiente, y la culpa, como siempre, es de quien pone la cabeza bajo la porra. Le tocaba a «Diario de Noticias»: «en esta tremenda falta de realismo se mueven quienes se empeñaron en manifestarse el domingo en San Sebastián a sabiendas de que su decisión iba a desencadenar una batalla campal. Ante la inflexibilidad de los policías en cumplimiento de órdenes, no cabe el enfrentamiento directo sin poner en riesgo seguro la vida ciudadana (...) con una zona desbordada de gente de todas las edades. Los convocantes optaron por el desafío, y aquello terminó como terminó. La jornada festiva acabó en amargura tanto para los miles de ciudadanos ajenos al conflicto como para los hosteleros, para los vecinos de la zona, para los heridos y para los detenidos». Olvidan citar que unos sólo gritaban y los otros les respondieron a tiro limpio.