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Ira de Israel tras un ataque contra sus soldados desde la asediada Gaza

El Gobierno israelí bramó amenazas después de que un cohete de fabricación palestina lanzado desde el infierno de Gaza diera ayer de lleno a una base militar cerca de Ashkelon, dejando un saldo de 69 soldados heridos, uno en estado crítico y dos graves. La oposición de Likud pide volver a invadir la Franja. Entre muestras de satisfacción de la asediada población palestina, los autores del ataque, la Yihad, y Hamas, en el poder, reivindicaron el derecho a resistir.

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El Ejército israelí ofreció un balance de 69 soldados heridos, uno de ellos en estado crítico y dos graves, después de que un cohete palestino de fabricación artesanal lanzado desde la asediada Franja de Gaza diera de lleno a una base militar israelí en el sur de Ashkelon.

Otros siete obuses de mortero lanzados desde Gaza contra la terminal de Kerem Shalom, en Israel, obligaron a su cierre.

La base atacada de Zikim sirve como centro de instrucción de jóvenes reclutas del Tsahal (Ejército israelí). El de ayer es el ataque con mayor cifra de bajas militares desde que la resistencia inició en el año 2000 esta nueva táctica de ataque.

La acción fue reivindicada por los Comités de Resistencia Popular y por las Brigadas Al Qods, brazo armado de la Yihad Islámica. Un dirigente de esta organización, Abu Hamzeh, ofreció una rueda de prensa en la que bautizó el ataque con el término de «Aurora de la Victoria» y reiteró que «la resistencia es la única alternativa para recuperar nuestros derechos y liberar nuestros lugares santos».

Hamas calificó el ataque de «legítima resistencia y defensa ante los crímenes de Israel». Recordó que las amenazas israelíes no son nuevas «y han sido llevadas a cabo con anterioridad pero nuestro pueblo ha sabido afrontarlas con valentía».

El primer ministro israelí, Ehud Olmert, reunió al ministro de Defensa y al Estado Mayor. «Los que llevan a cabo estos ataques, los que les apoyan y organizan deben saber que no están seguros», advirtió su portavoz. Diez palestinos murieron la semana pasada en represalia israelí por ataques de este tipo.

Piden la reinvasión

La oposición de Likud exigió la reinvasión de Gaza.

El Gobierno de Olmert estudia aprovechar la situación para dejar a Gaza sin luz, electricidad, gas ni carburantes.

París justifica por adelantado una «reacción» israelí

El ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, anticipó y justificó desde Jerusalén un ataque israelí de «represalia». «Ha habido 90 lanzamientos de cohetes este último mes. Un ataque contra Gaza es cuestión de tiempo», señaló para añadir que «yo no sé que se decidirá, pero algo se decidirá. Yo comprendo que Israel debe defender a su población», concedió.

Sabedor de que la sangre que se verterá tras este ataque ni será la suya ni será, presumiblemente israelí, Kouchner aseguró que esa esperada reacción no debe afectar al diálogo entre el Gobierno de Olmert y el presidente de la ANP en Cisjordania, Mahmud Abbas. En clara exhortación a los palestinos, concluyó que «todos mis interlocutores son conscientes de la importancia de estas negociaciones». En referencia a Israel, insistió en que «el diálogo con los palestinos que desean la paz (sic) debe continuar».

Como cruel «aperitivo» de lo que les espera, cuatro palestinos, un hombre y sus tres hijos, resultaron heridos por un obús israelí que impactó en su vivienda mientras dormían en la localidad de Beit Hanun, en el norte de la Franja de Gaza. GARA

Declaración de principios para «un acuerdo de paz»

Medios palestinos e israelíes filtraron ayer una declaración de principios que habría sido consensuada la víspera en el encuentro entre Olmert y Abbas y que será presentada en la conferencia convocada por EEUU para antes de final de año.

Siempre según estas filtraciones, el texto alude a «las fronteras de 1967» para la creación del Estado palestino, que incluiría, por tanto, Gaza y Cisjordania. Respecto a este último territorio, en el documento se precisa que «Israel pondría fin a la ocupación en un plazo de tiempo» que no se especifica y alude a una «gradual retirada» de las colonias, aunque conservaría «algunos bloques» de población. A cambio, la ANP recibiría un «territorio equitativo».

En la declaración se hace referencia, asimismo, a «una solución en la que se reconozca el sufrimiento y los derechos de los refugiados» (palestinos) y se precisa que el Estado palestino tendría su capital en la parte oriental (árabe) de Jerusalén.

El documento se da a conocer una semana antes de que la secretaria norteamericana de Estado, Condolezza Rice, visite la región. GARA

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