Harry Potter es admirado por sus dones para conseguir la invisivilidad. Y la Audiencia Provincial de Iruñea está llevando a cabo unas actuaciones judiciales dignas de un prestidigitador.

Tras el desalojo del Gaztetxe Euskal Jai, en el que la Policía Municipal se quitó el disfraz de corderito para enseñar sus fauces a la ciudadanía, 600 denuncias de vecinas y vecinos contra actuaciones brutales de dicha policía fueron archivadas.

También fue admirable el truco por el que al joven Xabier Errea se le condenó a más de dos años de prisión por quitarle la gorra a una «munipa». Al mismo tiempo, cientos de jóvenes eran desalojados, juzgados y represaliados por intentar poner un poco de magia de la buena.

El pasado mes de junio, cuando ya se habían cerrado las txoznas de la Arrosadía, una violenta carga de la Policía Foral dejó doce personas heridas. Casualmente todas ellas habían tomado parte en la campaña Iruñerria Piztera Goaz para denunciar el Pacto Cívico y exigir un Gaztetxe y la libertad de Xabier Errea. Tras pasar por el médico y conseguir los correspondientes partes de lesiones se dirigieron a poner una denuncia al Juzgado. Dichos partes médicos también han desaparecido como por encanto.

Esta habilidad para hacer invisibles tantas denuncias está llevando a algunos agentes de la Policía Municipal a campar a sus anchas por la ciudad. Identificaciones arbitrarias, acoso, insultos y palizas son el resultado del manto de impunidad con que ha recubierto la Audiencia Provincial a la que parece la policía privada de UPN.

Y tememos que este espectáculo llegue a su punto culminante con la muerte de Antonia Amador. La denuncia ha sido presentada pero nada nos asegura que no vaya a parar a una papelera. También tememos que esta muerte sea consecuencia directa de la impunidad judicial. Cada vez son menos las personas que se dejan embaucar por esos trucos de magia barata.