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Etxalde, iniciativa civil para paliar la especulación inmobiliaria en ipar euskal herria

Acaban de presentarse, aunque ya llevan año y medio trabajando discretamente. Se trata de Etxalde, una asociación cuyo objetivo es adquirir inmuebles, renovarlos y ofertarlos en alquiler. Basado en iniciativas de economía solidaria similares, pretenden constituir un parque de vivienda y aportar su grano de arena para intentar paliar los despiadados efectos de la especulación.

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Arantxa MANTEROLA

Al mismo tiempo que la asociación en Baiona, los promotores de Etxalde presentaban ayer en Maule su primera acción tangible: un edificio que adquirieron en la capital zuberoarra hace unos meses y cuyas viviendas están ya ocupadas por inquilinos. Éstos podrán vivir en ellas sin el temor de que los propietarios les acucien a abandonarlas porque han decidido ponerlas en venta, extremo que, a tenor de lo manifestado por Beñat Etxebeste, miembro fundador de la asociación, es más frecuente de lo que se cree. Etxebeste sabe de qué habla, porque él mismo es agente inmobiliario y conoce perfectamente las especifidades del sector.

Junto con otras diecisiete personas, se lanzó en esta iniciativa porque están convencidos de que pueden «aportar una respuesta a un problema que es transversal, ya que la vivienda incumbe a diferentes aspectos: económicos, sociológicos, psicológicos, culturales...». Partiendo de la base de que todo el mundo tiene derecho a tener un techo, han copiado el sistema ya ensayado con relativo éxito en otros campos.

El modus operandi es adquirir inmuebles destinados prioritariamente a vivienda, si bien no descartan la compra de edificios que pueden albergar actividades sociales, agrícolas o económicas. Eso sí; siempre para encauzarlos al alquiler.

Aportaciones variadas

La financiación se realiza a través de los alquileres devengados por los inquilinos y Etxalde aporta el complemento necesario para abonar el crédito bancario, especialmente los primeros años, hasta que el proyecto se autofinancie. La asociación recaba los fondos a través de las donaciones que recibe y de las cuotas de sus miembros. Pero no es la única manera de aportar a la iniciativa. Y es que, como señalan los promotores, las competencias profesionales en el sector jurídico, financiero, de la construcción o de la información son de gran ayuda a la hora de abordar la compra.

Etxalde tiene claro que el patrimonio que constituya será colectivo; es decir, que pertenecerá a la asociación y no a sus miembros. El objetivo es adquirir, desarrollar y conservar dicho patrimonio para permitir al máximo de gente acceder a la vivienda. El hecho de que sea una asociación la propietaria presenta sus ventajas a la hora, por ejemplo, de conseguir los créditos hipotecarios o de evitar los cuantiosos gastos de los derechos de sucesión, ya que Etxalde no tiene intención de transmitir su patrimonio. Esta circunstancia, que se da a menudo, provoca que muchos herederos estén abocados a vender una parte o la totalidad del patrimonio que reciben para poder hacer frente a las tasas exigidas por el Estado, lo que alimenta aún más la especulación y el acaparamiento por parte de las clases más pudientes del suelo y de la vivienda.

Problema complejo

Los miembros de Etxalde son conscientes de que su iniciativa no es la panacea para solucionar un problema tan complejo, pero afirman que «no basta con escudarse en la excusa de que los poderes públicos no hacen lo suficiente» e inciden en que «todo el mundo puede aportar su grano de arena».

Otras acciones similares emanadas de la sociedad civil están en marcha, como la lanzada por Euskaldun Gazteria, que proyecta adquirir una casa vieja en la zona de Donibane Garazi, renovarla y alquilar los apartamentos a jóvenes.

Sin embargo, estas iniciativas, por muy encomiables que sean, dejan en evidencia las consecuencias de una política pública que durante muchos años no ha afrontado un problema que cada vez afecta a más sectores de la sociedad; o lo que es peor, que ha mirado a otro lado o, incluso, favorecido que se llegue a estos extremos en la especulación que coarta directamente un derecho cual es el de la vivienda.

La situación es tal que, hasta el propio Didier Borotra, alcalde de Biarritz y presiden-te de la CABAB (Mancomunidad de Baiona-Angelu-Biarritz), reconocía esta misma semana que las viviendas sociales que, dentro del Plan de Urgencia aprobado hace dos años, se están construyendo en la aglomeración más poblada de Ipar Euskal Herria no responden a aquellos que tienen más necesidad, ya que se han priorizado las destinadas a un sector económicamente más pudiente que no es mayoritario entre los que han solicitado vivienda social. Ha prometido corregir. A verlo venir...

proyectos

Etxalde espera poder adquirir 15 inmuebles en los próximos 5 años para destinarlos al alquiler. Calcula que necesitará recaudar 50.000 euros al año.

UNA DENOMINACIóN QUE RECOGE EN SÍ MISMA EL OBjETIVO DE LA ASOCIACIÓN

Etxalde. No han elegido el nombre al azar, ya que para los miembros de la recién creada asociación el término conlleva varias interpretaciones. En primer lugar, lo declinan como «etxearen alde» (en favor de la casa), lo que encaja perfectamente con su finalidad. Por otro lado, Etxalde es el conjunto del caserío y edificaciones adyacentes. Y además, reúne otros significados como el de vecindario o el derecho en la tradición vasca de volver a la casa familiar. Una casa que, recuerdan, no era considerada como una propiedad sino como un bien con derecho de uso y con la obligación de transmitirlo a las generaciones futuras. A. M.

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