elecciones en argentina
El tándem Fernández-Kirchner seguirá al frente de Argentina
«Convoco a todos los argentinos y argentinas a reconstruir el tejido social e institucional (...) A todos sin odios, porque el odio no construye, destruye», subrayó Cristina Fernández tras conocer los primeros resultados que ya le daban una holgada victoria en las elecciones presidenciales y legislativas de Argentina. La candidata del Frente para la Victoria logró el 44,8% de los votos, sacando 22 puntos de ventaja a Elisa Carrió, que no volverá a optar por la Casa Rosada.
GARA | BUENOS AIRES
Bautizada por los medios argentinos como «reina Cristina» o «Evita», dado el paralelismo en su puesta en escena con el de Eva Perón, esposa del presidente Juan Domingo Perón, Cristina Fernández se proclamó ganadora de las elecciones presidenciales y legislativas con un amplio margen sobre sus rivales. Con el 96,3% del escrutinio, la candidata del Frente para la Victoria (FPV) logró el 44,8% de los votos.
Elisa Carrió, de la Coalición Cívica, consiguió el 22,9%, 22 puntos menos que Fernández. Tras conocer el resultado, Carrió se comprometió a ser «líder de la oposición» y aseguró no volverá a optar a la Casa Rosada.
«No competiré más por la Presidencia. Mi vocación nunca fueron los cargos ni el poder, voy a abrir los caminos para que llegue otro», anunció. Pese a esta derrota, aseguró que su espacio político «va a gobernar en 2011». En tercer lugar quedó Una Nación Avanzada (UNA). Su candidato, Roberto Lavagna, de origen peronista y ex ministro de Economía de Ernesto Kirchner, obtuvo el 16,9% de los votos.
Festejos por anticipado
Los partidarios del oficialista FPV festejaron por anticipado el triunfo de los sondeos a pie de urna que, desde el primer momento y según lo previsto, otorgaban la victoria a la «reina Cristina». A dos horas del cierre de la votación, los militantes comenzaron a reunirse en el Hotel Intercontinental de Buenos Aires, centro de la campaña del FPV. Más de 500 periodistas locales y extranjeros se acreditaron para entrar en el hotel, convertido en el búnker de Cristina. Los salones estaban abarrotados de cronistas, fotógrafos y cámaras y de militantes del partido.
En su primera intervención tras conocer los resultados, la futura presidenta de Argentina rindió tributo a su marido, presente en el acto, al que llamó «amor» y «compañero de toda la vida», y dedicó su triunfo: «A él, que con sus aciertos y errores, ha demostrado que es un hombre profundamente comprometido con su país».
En más de una ocasión, llamó a «todos los argentinos y argentinas a reconstruir el tejido social e institucional» y resaltó la importancia de la concertación plural que «nos permitió construir reste espacio superando viejas antinomias». «Convoco a todos sin odios, porque el odio no construye, destruye», reiteró.
Se felicitó por haber «ganado ampliamente, tal vez con la mayor diferencia entre la primera y segunda fuerza desde el advenimiento de la democracia». «Esto -añadió- lejos de colocarnos en una situación de privilegio, nos sitúa en una situación de mayor obligación», destacó.
Entre gritos y cantos de apoyo, Fernández insistió en «convocar a todos los argentinos, a los que nos han votado y a los que no lo han hecho». «Un país se construye con el esfuerzo de todos. Cuando cada argentino toma una decisión, de no pasar un semáforo en rojo o comprar aquí y no allá, está decidiendo qué país queremos», incidió.
Para finalizar, dijo tener «el honor más grande que se le puede otorgar a un argentino» y remarcó su doble responsabilidad, «no sólo por el espacio político que represento, sino también porque tengo una inmensa responsabilidad por el género».
En este punto, hizo una mención especial a las «mujeres, a las obreras, a las estudiantes, a las empresarias y a las que han quedado solas al frente del hogar» y afirmó que «la política sin la familia no vale». Abogada de profesión, tiene a sus espaldas una dilatada trayectoria política, que comenzó en la década de los 70 en el partido Tendencia Revolucionaria. En 1989, fue nombrada diputada provincial de Santa Cruz y reelegida en 1993. Dos años después, fue elegida para representar a Santa Cruz en el Senado, en 1997 en la Cámara de los Diputados y en 2001, fue nombrada senadora.
En numerosas ocasiones, la prensa argentina le ha echado en cara su reticencia a conceder entrevistas a medios locales y a hablar con ellos sobre sus proyectos e ideario. También han comparado su candidatura y posterior victoria con una «sucesión monárquica».
Aunque ella misma ha rechazado el apodo de «moderna Evita», en un mitin en Santa Fe, un video sobre Kirchner fue precedido de un montaje en blanco y negro de Evita y Perón.
Su personalidad tampoco pasa desapercibida. En palabras de su biógrafa oficial, Olga Wornat, es «muy carismática y culta, pero también explosiva y con un fuerte carácter». La mayoría de los argentinos creen que continuará la estela de su esposo.
El Gobierno interpretó este triunfo como un apoyo a la gestión de Kirchner, que fue elegido con un 22% de los votos y cuatro años después, goza de una popularidad del 45%. Para el jefe del Gabinete, Alberto Fernández, supone «un aval» a Néstor Kirchner.
Con Cristina Fernández, hay siete mujeres jefas de Estado en el mundo: Argentina, India, Chile, Liberia, Irlanda, Filipinas y Finlandia. En Alemania, Corea del Sur, Mozambique y Nueva Zelanda el Gobierno también tiene nombre de mujer.
Los principales partidos de la oposición denunciaron ante la justicia electoral irregularidades y fraude por la falta de papeletas de esas formaciones en los centros de votación. El Gobierno zanjó esta cuestión con un «no ha habido un solo incidente».
«(...) Kirchner despertó expectativas de cambio y de mejora por su enfrentamiento con Menem desde el propio campo peronista. Y las cifras macroeconómicas parece que le respalden. Entre 2003 y 2006, la economía argentina ha crecido a tasas `chinas', en torno al 9% anual, que en 2007 las previsiones recortan hasta el 7,7%. Pero es necesario preguntarse cómo se ha producido este auge de la economía, a costa de qué y quién se ha beneficiado más de este desarrollo.
Ha mantenido las principales medidas de los gobiernos anteriores desde Menem. Por un lado, la privatización de las empresas y las reducciones de los impuestos a la patronal. De hecho, ha agregado otras reducciones como la del 33% de la cotización patronal para las empresas de hasta 80 trabajadores. Kirchner defiende lo que denomina `modelo industrialista de inclusión social'. En otras palabras, que más vale un mal trabajo precario, que ninguno. (...) Es evidente que el crecimiento y el aumento de la riqueza ha sido una realidad pero a costa de la sobreexplotación de los trabajadores. La industria ocupa a menos trabajadores que en 1998 pero produce un 40% más. Ha habido un proceso de extranjerización de las empresas, de los beneficios y de las tierras. De las 500 empresas principales, 337 son extranjeras y concentran el 78% del valor de la producción y el 93% de los beneficios.
(...) Argentina es un país rico en recursos naturales y humanos que podría acabar con el hambre de sus niños, con el desempleo y la precariedad extrema, con la falta de perspectivas que sigue alimentando la emigración y con el resurgir de viejas enfermedades que se creían erradicadas debido a las pésimas condiciones de vida sociales y familiares. Pero no lo conseguirá de manos de una clase dominante burguesa que ha preferido seguir una política dependiente de las grandes empresas internacionales y defender patéticos privilegios. Sólo la recuperación del protagonismo social y político de la clase trabajadora puede ofrecer un futuro digno a todo el continente».
Jesús María PÉREZ (REBELIÓN)
El oficialista Frente para la Victoria y sus aliados ganaron en las ocho provincias que eligieron gobernador, según los cómputos oficiales. En tanto, de los 257 miembros de la Cámara de Diputados, el kirchnerismo sumará más de 14o representantes.