GARA | DURANGO

Adolfo González, que el 23 de noviembre se mudó a los bajos del Ayuntamiento de Durango después de que fuera desalojado de la casa que a lo largo de dos décadas había ocupado su familia, ha decidido abandonar su protesta tras ser «ignorado comple-tamente», durante casi diez días, por los responsables municipales.

González, de 31 años y que carece de vivienda propia, explicó ayer que dejó el pórtico de la casa consistorial en la mañana del pasado jueves, alentado por un amigo que le invitó a trasladarse a su casa, a cesar en su protesta y a recuperar su vida cotidiana.

Al instalarse con una cama y algunas de sus pertenencias en el pórtico del Consistorio durangarra el joven pretendía llamar la atención de las autoridades locales para que devolvieran a su familia su vivienda, los electrodomésticos y los objetos personales que habían perdido tras el desalojo.