Maite SOROA
La hora de las presunciones
AIgor Portu lo presentó la Guardia Civil hecho un Ecce Homo en el Hospital Donostia 16 horas después de que cayera en sus manos. Las evidencias están a la vista de quien quiera leer el parte forense. Pero ayer se trataba de marear la perdiz y evitar la palabra temida: tortura.
Buena muestra de ello es el editorial de «El Correo español». Allí se habla de garantías y derechos... para los que le hicieron eso a Portu. Lamentaba el escriba de Vocento que «el desmantelamiento el pasado domingo de otro grupo de activistas de ETA acabó ensombrecido ayer por las lesiones sufridas por el presunto terrorista Igor Portu durante su detención por la Guardia Civil». Y abogaba por una investigación judicial porque ese procedimiento es «el idóneo para despejar las dudas que la sistemática denuncia de malos tratos y torturas por parte de personas acusadas de actividades terroristas suscita en un caso en el que concurre la evidencia física de una costilla rota, un derrame pleural y un extenso enfisema, acompañados de magulladuras y erosiones. Pero mientras el Juzgado procede a describir los hechos y a determinar las posibles responsabilidades, las fuerzas políticas democráticas deberían conceder a la versión ofrecida por quienes tenían la obligación de custodiar al detenido el grado de verosimilitud que merece el desempeño de su tarea».
Y es que, como si nos hubiéramos caído de un guindo, nos recuerdan que «las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tienen la obligación de tratar a los detenidos preservando tanto su integridad y dignidad como garantizando la de los funcionarios que proceden a la detención. El criterio básico es que, en el caso de que fuese necesario el empleo de fuerza física, ésta sea aplicada de manera proporcional a la resistencia que oponga el detenido». Ya sabemos por estos pagos de qué nos habla «El Correo Español». Por eso concluye con la cantinela habitual: «a la espera de que se esclarezcan judicialmente las circunstancias, toda acusación dirigida a imputar culpas o a sembrar de sospechas la actuación del instituto armado contribuirá al objetivo que siempre pretenden los terroristas: aparecer como víctimas cuando son descubiertos sus planes de destrucción y muerte». La tortura como instrumento dotado de inmunidad.