Nicolás Sarkozy respondió ayer con un rotundo «para decir las cosas como las pienso, sí» a la pregunta de si quiere que 2008 sea el fin, al menos real, de las 35 horas de trabajo semanales.

En un proyecto de ley para mejorar el poder adquisitivo adoptado por el Parlamento a finales de diciembre, ya se preveía una nueva y fuerte flexibilización de la ley sobre las 35 horas de trabajo semanal, en concreto que los trabajadores puedan canjear por remuneración parte de los días de libranzas acumuladas en virtud de ese régimen.

Reiteró que la exoneración de cotizaciones a las empresas estará condicionada a que haya negociación salarial.

Sarkozy indicó, por otra parte, que se van a «crear las condiciones reglamentarias y fiscales» para que los trabajadores de todas las empresas, y no sólo las de más de 50 asalariados, puedan beneficiarse de dos mecanismos de remuneración extra-salariales: la participación y el interés. En esa misma línea, confirmó su voluntad de que todos los empleados puedan acceder a las opciones sobre acciones -«stock options»- y no sólo los directivos, así como la distribución gratuita de títulos. «Se trata -indicó- de que no se prive a los asalariados de la parte que les corresponde en el éxito de las empresas porque deben tener la recompensa justa a sus esfuerzos».

«No es aceptable que una empresa que tiene beneficios no recompense a sus asalariados», subrayó, después de advertir de que irá «hasta el final» y que no será «prisionero de ningún grupo de presión».

Abogó por la transformación de la Caisse des Depots, organismo financiero de titularidad estatal, en «un instrumento de la política de defensa» de las empresas del Estado francés frente a fondos especulativos».