Alpinismo Encadenamientos
Circo de Gavarnie los tres muros, de tirada
El encadenamiento de esta enorme tapia helada se ha convertido en estos últimos años en un atractivo reto. Analizamos con Mikel Zabalza esta actividad pirenaica
Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA
A día de hoy, creemos que no hay ningún reparo en afirmar que el Circo de Gavarnie es la Meca del glaciarismo y alpinismo de ambas vertientes de la cordillera de los Pirineos. Desde que en 1977 el francés Dominique Julien comenzara a perder el «respeto» a las verticales y difíciles líneas heladas, este majestuoso escenario se convirtió en un auténtico terreno de juego de los pirineístas más comprometidos del momento. Pero no nos vamos a quedar en los inicios de la escalada en hielo de Gavarnie, sino que vamos a dar un salto a su historia más contemporánea, y nos situaremos en la era de los encadenamientos de los tres muros del Circo, pues en la actualidad, aparte de las nuevas aperturas que se puedan suceder, es un reto que tira cada vez más a pirineístas con ansias de metros y dificultad. Y no es para menos, ya que sus 650 metros de escalada y 1.250 metros de desnivel se presentan como un dulce demasiado goloso.
Y por dar el primer paso en esta presentación, nos vamos a 1994. El 3 de marzo dos titanes como Patrick Gabarrou y Ferrán Latorre se lanzan al viejo sueño de firmar los tres muros de tirada. Tras escalar en el primer muro Banzayous (trazan una variante final, Super Banzayous, IV/4+, 85 m) e inaugurando en el sector Mitológicos la nueva línea Zaphyre (V/5, 135 m), llegan al tercer piso y hacen vivac. Después de dos días de trabajo, la cordada francesa-catalana termina el proyecto con la apertura de Aloïs (VI/5+, 6a/A2, 170 m), la vía que se convertirá en la referente de la dificultad del Circo. También cabe destacar el encadenamiento realizado por el propio Latorre y Daniel Lanne en 1997, y es que en esta ocasión, con un cariz todavía más alpino, salen por la vía Ravier (6a/b, 450 m) de la norte de la Torre de Marboré.
Pero es en 2003 cuando llega, por decirlo de alguna forma, la era de los encadenamientos, que incluyen a Aloïs. Jordi Corominas y Dani Ascaso se llevan a finales de enero, y en dos días de escalada, la primera repetición integral: Fluide Glacial (IV/4+, 280 m), Mitológico (V/4+, 200m) y Aloïs. Los que no se quedan cortos son Jérôme Thiniéres, Richard Dupont y Rémy Laborde, quienes el 10 de febrero del mismo año hacen una ida y vuelta de 23 horas, con 18 horas de escalada para la Thanatos (IV, 5+/6, 230 m), Mitológico y Aloïs. Por allí también, y en las mismas fechas, aparecen alpinistas navarros, pero tanto Unai Mendia (éste junto a David López) como la cordada Fermín Izco-Mikel Zabalza no pueden acabar Aloïs. El 8 de abril llegó el encadenamiento más rápido, el firmado por Óscar Cacho y José Isidro Gordito, con 15 horas base-base para la Freezante (IV/4, 200 m), Mitológico y Aloïs.
Larga jornada alpina
Como se ve, la era de los encadenamientos de los tres pisos es realmente reciente. Algunos adelantan que ya se ha convertido en una moda, pero realmente, no son muchas las repeticiones que se hacen. Para analizar esta actividad hemos traído a estas páginas a uno de los pirineístas vascos más activos del momento, a Mikel Zabalza. Adelantábamos que en el 2003, tras perder un piolet en la última vía, no pudo hacerse con el encadenamiento. Le preguntamos al navarro si su intento llegó empujado por la «fiebre» que se dio en ese año: «No, la verdad es que es lo lógico; entrar de abajo y salir por arriba. Gavarnie es un paredón alucinante, escalas un muro y todavía tienes todo el monte por encima. En nuestro caso fue porque Una (Mendia) y David (López) nos comentaron su intento. Nos dijeron que estaba en condiciones y, como acababa de venir de una invernal al Broad Peak, no tuve ningún reparo en intentarlo».
En la primera intentona falló, pero un año después, el 20 de marzo, escalaba de tirón la Freezante, Mitológico y Aliento del Diablo (V+/5+, 6a, A2) con Jesús Wensel. Fue un año redondo para Zabalza, ya que en la misma temporada abría junto a Mendia la vía A las estrellas (5+, M7, 500 m). Y justo a finales de diciembre pasado, el día 23, esta vez con Manu Córdova, escalaba los tres muros en 11 horas, pero saliendo por Aloïs: «El primer muro lo hicimos en 1 hora y 40 minutos. Luego otra hora y cuarto abriendo zanja para llegar al segundo piso, que lo solventamos en ensamble en una hora. Y otra vez, otra hora y media de abrir huella para llegar al tercer piso. No lo tuvimos de cara, y además Aloïs tampoco estaba en las mejores condiciones».
Para el pirineísta navarro no cabe duda de que el cambio de mentalidad fue la piedra angular para el espectacular desarrollo de los encadenamientos: «El cambio de mentalidad y que teníamos que espabilar, ya que estábamos ante un terreno de juego alucinante. Antes nos conformábamos con escalar el primer muro, pero con una mentalidad más de Alpes te das cuenta de que puedes hacer escaladas muy buenas y largas en Gavarnie. No sólo en esos tres pisos; yo reivindico también salir por la Ravier de la norte de la Torre de Marboré, como hicieron Lanne y Latorre. Sería lo más bonito, ya que escalando los tres muros no llegas a una cumbre, y además tienes que rapelar. O salir por las líneas de los Picos de la Cascada, que sólo se ha escalado una vez de tirón, y abriendo por Thiniéres. Son escaladas puntuales, pero creo que cada vez se harán más. Son ascensiones muy buenas, de dimensiones y de calidad como muchas de los Alpes. Creo que antes nos `intimidaban' la dificultad y las dimensiones».
A pesar de esas dimensiones y dificultades técnicas, Zabalza afirma que el encadenamiento de los tres pisos es una actividad bastante factible: «Para una cordada un poco rodada y en condiciones físicas aceptables, no es una actividad exagerada. Eso sí, para llegar al tercer muro hay que escalar rápido, ya que las vías de ese último piso te llevan tiempo. No estaría mal empezar por la Thanatos, pillar alguna vía rara en el segundo muro y salir por la Ravier a la cumbre. Sí, subir a la cumbre, y luego bajar por la Brecha».
Componente alpino puro y duro en una época en la que cada vez prima más el sentido deportivo de la actividad. A pesar de todo, el pirineísta de Iruñea cree que el futuro de este tipo de retos no pasa tanto por la dificultad: «Creo que lo más guapo es subir por lo difícil y bajar por lo fácil. Si terminas, por ejemplo, en la Torre de Marboré se cumplen esos requisitos; pero si escalas por alguna de las vías del tercer muro luego te toca rapelarlas. Este alpinismo que reivindico es sufrido y duro, y por ello somos pocos los que nos aventuramos con ese tipo de escaladas, los que practicamos el alpinismo recio de siempre y no el grado puro y duro. Y ahí está el futuro. A pesar de todo, en mi opinión, cada vez serán más los alpinistas que vayan por este camino. En este espectacular paraje del Circo de Gavarnie todavía quedan muchas e interesantes cosas por hacer. Allí encima, en las zonas vírgenes y remotas, como por ejemplo en los Picos de la Cascada, hay un buen potencial. También hay líneas muy buenas, como es el caso de Los ojos del Circo. Líneas como ésa se forman muy pocas veces y están sin repetir. Pero ya sabes, están en sitios alejados, con largas aproximaciones... y eso no tira tanto. En definitiva, que hay más vías, más cosas por escalar y abrir; esto por ahora no se acaba».
La era de los encadenamientos de los tres pisos del Circo de Gavarnie data de 2003. Algunos adelantan que ya se ha convertido en moda, pero las repeticiones que se hacen no son muchas
«Antes nos conformábamos con escalar el primer muro, pero con una mentalidad más de Alpes te das cuenta de que puedes hacer escaladas muy buenas y largas en Gavarnie».