basquet country
La única luz en el túnel del pallacanestro
Imanol AMIANO
Montepaschi, al que el Tau rinde hoy visita, es con 18 de 18 en la Lega y siendo competitivo en la Euroliga, la única luz en el túnel en el que el pallacanestro se ha metido de un tiempo, no muy lejano, a esta parte. El Mens Sana de Siena irrumpió en 1973 en una Serie A dominada por el Ignis -más tarde Mobilgirgi y Emerson- de Varese, que venía de recoger el testigo del no menos mítico Simmenthal de Milán para extender su dominio a Europa. Diez finales continentales consecutivas y cinco títulos adornan su década de los 70.
Nombres como el del mexicano Manolo Raga o Bob Morse, a los que no llegué a ver jugar, Dino Meneghin y Pierluigi Marzoratti -en 2006 hizo una patochada Guiness para que, a sus 54 años, figurara como el único jugador en vestirse de corto en cinco décadas distintas- vienen a una memoria en blanco y negro, la que mostraba en la tele al sempiterno Madrí de la Copa de Europa o del Torneo de Navidad.
Un equipo italiano, fuera la Virtus -Synudine, luego Granarolo y Kinder en su recordada última época- de Roberto Brunamonti, en Bolonia, o de Larry Wright y Clarence Kea, en Roma, imponía mucho. El Clear, Squibb, Jolly o Ford Cantú con Bruce Flowers y el gran Antonello Riva también causaban sudores fríos. Se temía a los italianos, sí, sobre todo en los finales cerrados. Así, en aquel Olimpia -Billy, Simac, Tracer o Philips- de Milán con Bob McAdoo, Roberto Premier o un veterano Meneghin, Mike D'Antoni, el actual técnico de los Phoenix Suns, era el clutch, el hombre al que no le importaba haber fallado sus diez anteriores tiros con aquel estrambótico lanzamiento que nacía en la nuca. Porque el último siempre entraba.
Aunque, posiblemente, en Siena poco importe esta herencia. Historias del abuelo cebolleta, dirían.