Aparecen en Segovia ejemplares de la Bula de Rodrigo de Borja
Técnicos del archivo de la catedral han hallado cinco ejemplares de un impreso fechado en 1473 y conocido como la Bula de Rodrigo de Borja o «Bula Klemperer». Se daba por perdido tras la destrucción en la II Guerra Mundial de la única copia conocida, conservada en Alemania.
GARA | SEGOVIA
Los pliegos localizados en la catedral de Segovia, con unas medidas aproximadas de quince por diecisiete centímetros, forman parte de la encuadernación de dos documentos incunables, y según los expertos su reutilización debió producirse probablemente en el mismo siglo XV, una vez que el contenido del documento perdió su validez.
Según explicó ayer a Efe uno de los técnicos del archivo catedralicio, Bonifacio Bartolomé, los cinco ejemplares se encuentran ocultos casi en su totalidad por las cubiertas de los dos volúmenes mencionados, por lo que no será posible observar su total contenido hasta que se retire el papel que los oculta.
Bartolomé precisó que el impreso con el texto de la bula fue realizado en 1473, probablemente en Segovia, a instancias del cardenal Rodrigo de Borja, de cuya relación con la noble dama romana Vanozza Catanei nacería el célebre César Borgia (1475-1507), capitán general de los ejércitos de Nafarroa, así como Lucrecia.
En la citada época, Rodrigo de Borja, quien años más tarde accedió al pontificado con el nombre de Alejandro VI, se encontraba en Castilla dentro de ta- reas diplomáticas en nombre del pontífice Sixto IV. En el contexto de esa misión, predicó una bula destinada a recaudar fondos para la lucha contra el Imperio turco, según la cual la Santa Sede concedía indulgencia plena, excepto de algunos pecados reservados, a los fieles que contribuyeran a la cruzada mediante el pago de diversas cantidades.
Destruido en Dresde
En 1925, el bibliófilo alemán Konrad Haebler adquirió para la colección de Víctor Von Klemperer un ejemplar de esta bula, el único del que había constancia en ese momento. El valioso impreso quedó depositado en la ciudad alemana de Dresde, donde resultó destruido durante la Segunda Guerra Mundial junto a buena parte de la biblioteca de Von Klemperer, por lo que a partir de ese momento el impreso se consideraba definitivamente perdido.
Según Bartolomé, aunque el contenido de este documento resulta ciertamente interesante, la Bula de Rodrigo de Borja destaca sobre todo por su importancia en la historia de la imprenta, al ser la primera impre- sa en la Península Ibérica y la tercera salida de la imprenta tras las realizadas en las ciudades alemanas de Gutenberg y Neuhasen. Su contenido está redactado en castellano y fue impreso a una sola cara sobre pergamino con unos tipos góticos alemanes cuyo uso no ha vuelto a acreditarse en la Península.