crónica | gala de los premios de la escena
«Un enemigo del pueblo» y «Marat Sade» acaparan los premios Max de teatro
Un enemigo del pueblo», «Pequeños Paraísos» y «Marat-Sade» fueron las obras que más distinciones, tres cada una, recibieron el lunes por la noche en la entrega de los XI Premios Max, celebrada en el Teatro Lope de Vega de Sevilla. La política lingüística del PP, las próximas elecciones y los derechos de autor se colaron en una gala cargada de flamenco.
Carlos GIL Crítico de teatro
La sinceridad de una doble ganadora, Elisa Sanz que se hizo con el Max al mejor vestuario por «Pequeños Paraísos», de Aracaladanza, y que al recibir también el Max a la mejor escenografía por la misma obra expresó su sorpresa asegurando que lo único que había hecho era colocar un linóleum verde en el suelo. Claro, esta ingenuidad se convirtió en la comidilla de la gala, ya que frente a ese tapiz de danza competían dos espléndidas escenografías, realizadas por profesionales de gran trayectoria y en propuestas de bastante importancia. De nuevo cundió la sempiterna duda de estos premios: ¿con cuántos votos se ganan los Premios Max? Nadie contesta. Es un secreto preventivo.
Este año se ha notado que en danza, concretamente, se premiaron trabajos emergentes, frente a los nombres consolidados, aunque Blanca Li es la excepción con su Max a la mejor coreografía, y el resto fueron a «Erre que Erre» por el mejor espectáculo de danza por «Escupir en el tiempo», y las correspondiente a la mejor intérprete femenina de danza para Mar Gómez. José Jaén «El Junco» se hizo con el de mejor intérprete masculino. Se da la circunstancia que el mejor espectáculo Infantil recayó también en «Pequeños Paraísos» de Aracaladanza.
Con otras tres estatuillas, se hicieron los de «Animalario», que obtuvieron, por un lado, el de mejor empresario o productor privado de las artes escénicas, por «Marat-Sade», que se llevó también el de mejor espectáculo de teatro y el de dirección para Andrés Lima. El actor Javier Gil Valle, «Javivi», cuando subió a recoger el premio al mejor espectáculo de teatro hizo una referencia a la monarquía, citando un diálogo de la obra en el que se dice: «Jamás un Jefe de Estado puede ser una cuestión de herencia».
También con tres estatuillas se hicieron los miembros de «Un enemigo del pueblo», de Ibsen, que se llevó el de mejor adaptación para Juan Mayorga, que repitió con el de mejor texto en castellano por «El chico de la última fila» que montó «Ur Teatro», y Francesc Orella al mejor actor. El Max a la mejor composición musical para espectáculo escénico fue para Luis Delgado.
Se da la paradoja de que los tres nominados para el mejor actor secundario eran compañeros en el reparto de «Plataforma», y al final recayó en Carles Canut, que hizo su discurso de agradecimiento totalmente en catalán. Esta obra ganó el de mejor Iluminación realizada por Xavi Clot. Los dos premios de interpretación femenina fueron a «Homebody/Kabul», con dirección de Mario Gas, que recayeron en Vicky Peña por su espléndida interpretación en esta obra y para Gloria Muñoz, una veterana actriz que siempre está bien en todos sus trabajos. El Teatro Español de Madrid, además de estos dos premios se hizo con el mejor dirección musical para Manuel Gas por «Ascenso y caída de la Ciudad de Mahagonny» y también con el de mejor espectáculo musical por esta obra de Weil/Brecht.
Maite Aguirre, Inés Martínez de Iturrate y Santiago Ortega, ganaron el Max al mejor texto en euskera por «Haur Kabareta». Al recoger su manzana cantaron una cancioncilla de la obra. José Monleón recibió el Premio de la Crítica por los 50 años de la revista «Primer Acto». El festival Internacional de Teatro de Expresión Ibérico de Oporto fue premiado con el Iberoamericano, y Víctor Ullate el de Honor.
La gala fue tan entrañable por los dos actores que la presentaron, María Galiana y Carlos Álvarez Novoa, como morosa en su ritmo. Hubo una docena de actuaciones musicales, con dominio del flamenco y danza contemporánea. Y seguimos con el linóleum verde.