Crónica | registro policial en Hernani
La Policía se confunde de piso e irrumpe en uno ajeno a Fano
Aunque la Policía española llevaba apostada frente al portal de la vivienda del asesor de la comisión negociadora de la izquierda abertzale Unai Fano cerca de 14 horas, no sabía donde vivía. Los agentes tenían en su poder una orden de registro de un piso ajeno al joven. Y allí entraron, a golpe de mazo, la noche del lunes. Erraron, pero no perdieron la oportunidad para inspeccionarlo. Ya de madrugada, con otro mandato, registraron el piso que tanto buscaban.
Gari MUJIKA
Para las 8.00 del lunes varios agentes de paisano de la Policía española se dejaban ver ya en Hernani. Concretamente en la calle Lizeaga, donde vive el asesor de la comisión negociadora de la izquierda abertzale, Unai Fano. El portal de la vivienda del hernaniarra estuvo permanentemente vigilado toda la jornada del lunes y la mañana de ayer. Incluso, en su afán de detener al joven, la Policía acudió a otro pueblo, a Larrabetzu, y allí registró otro domicilio.
Alrededor de las 11.00 del lunes se daba cuenta en los informativos de que Pernando Barrena y Patxi Urrutia habían sido detenidos. La orden partía de Garzón, que en esta ocasión ha utilizado como «argumento» para las órdenes de arresto de los dos políticos navarros y de Fano la charla que ofrecieron el sábado en Iruñea sobre las conversaciones de Loiola.
Poco después, los noticiarios y las agencias se hacían eco del «tanto» policial al «arrestar a Fano en Larrabetzu». Tardaron, pero rectificaron. Lo «único» que ocurrió en la localidad vizcaina fue que la Policía española irrumpió en una vivienda que también fue registrada. Luego, todos los titulares apuntaban a «los incesantes esfuerzos» de las FSE para apresar al vecino de Hernani.
Por la tarde, esos «esfuerzos» se trasladaron también a Donostia. La izquierda abertzale convocó una rueda de prensa en un hotel, y los primeros en acudir fueron los policías. Pero Unai Fano tampoco aparecía, por lo que volvieron a Hernani.
Santa Águeda ante las FSE
En este municipio la presencia policial era más que evidente, pero aumentó según se acercaba la noche. Sobre las 21.30 varias dotaciones de la Policía se apresuraban a cortar la calle Lizeaga, impidiendo el tránsito.
Inmediatamente después, a golpe de mazo, irrumpían en un piso del portal que custodiaron durante todo el día. Derribaron la puerta y, cogiendo como testigo a un vecino en bata, lo registraron. Tampoco había nadie.
El compañero de piso del joven que busca la Policía se acercó, acompañado de un abogado, al cordón policial. Se identificaron y, tras pasar el retén, el mando policial les preguntó qué querían. Pensando que estaban registrando su vivienda, el joven le dijo dónde vivía. «Nosotros tenemos orden de registrar el 2º B, ¿vive usted en el 2º B?», preguntó el agente. «No», fue la respuesta. «Pues entonces salga del cordón policial», le recriminó el mando.
Conscientes de que se habían equivocado, esperaron a recibir un nuevo mandato judicial para registrar el piso que buscaban. Alrededor de las 00.50, los mismos agentes que habían tirado la puerta del piso inferior comenzaron a inspeccionar el piso «correcto». El compañero de piso de Fano se encontraba presente. Aunque les detalló qué cosas eran de quién, se llevaron su ordenador y otros enseres, además de papeles y material informático, en una operación que se alargó hasta las 3.00.
La presencia policial no pasó desapercibida para los hernaniarras; tampoco para los que participaban en los cánticos de la víspera de Santa Águeda, que cambiaron el recorrido y se apostaron frente a los policías con sus makilas para cantarles: «Borrero gogor hoiek diote/ hilko da gaurko gauean/ lehen bezain firme bilatu zuten/ santa hau biharamunean. Esan zioten onean/ nahi dezu gure legea/ bestela presentatuko zera/ poliziaren aurrean».