La lucha de demócratas y republicanos en el «super martes» más reñido y mediático de EEUU
Una emocionada Hillary Clinton en la Universidad de Yale, el contraataque mediático de Barack Obama y la ventaja del republicano John McCain sobre Mitt Romney protagonizaron las horas previas al «Super martes». Las encuestas daban un empate técnico a los aspirantes demócratas a la Casa Blanca. El propio Obama dijo que «la de hoy -por ayer- será una decisión muy repartida».
GARA
E l fenómeno del «Super martes» entró a formar parte del complicado proceso electoral en los años 80, y desde entonces, cada vez son más los estados que en ese día celebran tanto primarias como caucus en un intento por tener «algo que decir» en la designación de los candidatos. El Partido Demócrata y el Republicano concurrieron juntos en 19 de los 24 estados -Arizona, Arkansas, California, Colorado, Connecticut, Delaware, Georgia,Illinois, Massachusetts, Minnesota, Missouri, New Jersey, Nueva York, Oklahoma, Tennessee y Utah-. Los demócratas acudieron solos en Idaho, Kansas y Nuevo México, y los republicanos en Montana y West Virginia.
Los principales estados
California, Nueva York, Massachusetts, New Jersey, Illinois, Georgia y Missouri encabezaban la lista de los estados más importantes en participar en el tan esperado «Super martes». De ellos California es el más poblado y rico, y el que proporcionará más delegados en las convenciones demócratas y republicanas. En total, 15 millones de personas estaban convocadas a las urnas en este estado, de los cuales el 19% son de origen hispano. Clinton y Obama se disputaron el respaldo de 370 delegados, mientras que en el bando republicano, había 170 en juego.
Nueva York asignará al Partido Demócrata un total de 232 delegados, que se repartirán de manera proporcional en función de los resultados de cada candidato. En principio, era terreno conquistado para Clinton, aunque los últimos sondeos daban un fuerte impulso a su rival Obama. En la parte republicana, el vencedor se hará con 101 delegado. Los sondeos otorgaban una clara victoria al senador McCain, que se definió como un «optimista prudente».
Uno de los estados donde la carrera estaba más abierta era Masssachusetts, donde Obama contaba con el apoyo del gobernador y los dos senadores federales John Kerry y Edward Kennedy. Pero, estos significativos respaldos no parecían suficientes para ganar a la ex primera dama, favorita en las encuestas. Por su parte, Romney esperaba derrotar a su contrincante valiéndose de su popularidad; no en vano fue gobernador de este estado entre 1991 y 2007.
New Jersey es un claro bastión demócrata, donde Clinton cuenta con gran ventaja por lo que su victoria se daba por descontada. Lo mismo ocurre con McCain, después de que el ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani pidiera el voto para el senador de Arizona.
La lucha en Illinois también se presentaba muy apretada en ambos lados. Los demócratas elegían a 153 delegados, y los republicanos a 57. En Georgia, caracterizado por su carácter conservador, el ex gobernador de Arkansas y pastor baptista Mike Huckabee se perfilaba como ganador. Obama, mientras, aventajaba ligeramente a Clinton y era de suponer que se haría con los votos de la importante comunidad negra. En Missouri, los electores huérfanos del demócrata John Edwards podían inclinar la balanza demócrata hacia uno u otro lado. En cuanto a los republicanos, la diferencia entre Huckabee y McCain era muy estrecha.
Temas de la campaña
La guerra con Irak, Irán, la seguridad de Estados Unidos, el cambio climático, la sanidad, la inmigración, el aborto y la economía han centrado la campaña. Clinton y Obama abogan por poner fin a este conflicto bélico y el regreso de las tropas estadounidenses de Irak. No obstante, a lo largo de la campaña Obama siempre le ha reprochado que en 2003 votara a favor de la invasión. En su defensa, Clinton alega que si hubiera sabido entonces lo que sabe ahora, el sentido de su voto hubiera sido otro. Para el senador de Illinois «no hay una solución militar».
Por contra, McCain, veterano de guerra y ex combatiente en Vietnam, se ha mostrado como un ferviente defensor de la guerra y del envío de refuerzos. Fue también una de las principales voces en pedir la dimisión del ex secretario de Defensa Donald Rumself por los errores cometidos a la hora de diseñar la estrategia militar.
El mormon Romney también respaldó la decisión de declarar la guerra a Saddam Hussein, y aunque ahora critica su prolongada duración, aboga por mantener el número de tropas y por dialogar con los países vecinos de Irak para lograr su colaboración.
Huckabee, mientras, sólo autorizaría la retirada de tropas en caso de que lo recomiende el mando militar estadounidense. Considera que la operación ha sido un éxito, al tiempo que apoya plenamente al Gobierno turco en sus acciones contra el PKK.
El dossier iraní también ha estado presente en los discursos de los aspirantes a la Casa Blanca. Su ex inquilina se opone a una intervención militar sin la aprobación del Congreso y antes de recurrir a las armas, se decanta por la diplomacia y las sanciones.
Obama es partidario de establecer un diálogo con los dirigentes iraníes pero sin condiciones previas. Asegura que cambiarán de actitud si se les dan incentivos.
La hoja de ruta planteada por Huckabee es la siguiente: «Para empezar, es mejor intentar dejarles en banca rota, antes que bombardearles». Eso sí, en última instancia, Estados Unidos «hará lo que tenga que hacer».
Romney quiere endurecer las sanciones económicas y aislar al país, e insiste en que la opción militar debe estar sobre la mesa. McCain también se niega a descartar una intervención militar contra Irán.
La economía se ha convertido en otro de los temas estrella, sobre todo, por la amenaza de una recesión. En este contexto, Clinton ha prometido reducir los beneficios que obtienen las grandes empresas por los impuestos e invertir en la creación de empleo. Obama, en cambio, ofrece una reforma del sistema educativo y sanitario, y fomentar la investigación científica para mejorar la capacidad y el crecimiento productivo.
Ante las severas advertencias de la Reserva Federal, Romney, multimillonario empresario y heredero directo de la política económica del ex presidente Ronald Reagan, ha pedido a sus compatriotas calma. En su opinión, es necesaria una renegociación de las hipotecas precarias. En general, los candidatos republicanos ven esencial una reducción de los impuestos o, al menos, el mantenimiento de las reducciones establecidas durante el mandato de George W. Buhs.
En relación a la inmigración, los demócratas abogan por una profunda reforma de la legislación para reforzar las fronteras y los controles, y sancionar a los empresarios que contraten a personas que carezcan de la documentación exigida por la Administración. Estas medidas las presentan como un paso para «sacar de la sombra a 12 millones de inmigrantes ilegales». El programa defendido por el republicano McCain va en la misma línea. Romney también insiste en la vía represiva.
En el tema del aborto hay más diferencias entre unos y otros. Mientras que Clinton afirma defender el derecho constitucional de las mujeres a decidir y se inclina por la educación y el fomento de valores para prevenir embarazados no deseados, McCain es partidario de derogar la histórica decisión de la Corte Suprema que en 1973 legalizó el aborto. Huckabee es de la misma opinión. Además de su derogación, exige la inclusión de una enmienda constitucional para proteger el derecho a la vida del embrión. Romney, que en su época de gobernador de Massachussetts decía defender el derecho al aborto, ahora sostiene que, a nivel personal, siempre ha estado en contra.
La más cara y mediática
Esta esta siendo la campaña electoral más cara de la historia de Estados Unidos. Según datos oficiales, sólo Clinton y Obama han gastado más de un millón de dólares al día en propaganda y anuncios publicitarios. Esta cantidad se ha multiplicado de cara a este «Super martes», donde el voto hispano se presentaba como un factor clave. Conscientes de ello, ambos candidatos inviertieron el fin de semana 150.000 euros en anuncios de televisión. En la noche del lunes, Clinton compró una hora de programación en el canal de Hallmark para dirigirse a los votantes desde Nueva York. Ayer por la mañana llegó a dar 37 entrevistas.
Cerca de seis millones de estadounidenses demócratas que viven en el exterior estaban habilitados para votar. Desde Asia, Europa y hasta América Latina, comenzaron a emitir su voto en hoteles, cafeterías y, por primera vez, a través de internet. Para hacerlo es necesario estar inscrito en el Partido Demócrata como residente en el extranjero. En esta ocasión, estarán representados como un estado más y dispondrán de 22 delegados en la Convención Nacional de agosto. A falta de los resultados, cabe destacar que Obama ganó en Yakarta, donde pasó parte de su infancia.
El Partido Republicano, por su parte, no ofrece a sus miembros la posibilidad de votar desde el extranjero. Para hacerlo deben estar inscritos en alguna circunscripción en EEUU.