Tras muchos años de constante controversia, desde la venta de Zubizarreta, la portería del Athletic parecía haber vuelto a encontrar un dueño fiable. Y es que el fichaje de Gorka Iraizoz, mejor portero UEFA de 2007, cumplía las expectativas de un club donde parte de sus mayores mitos se han apostado bajo los palos de San Mamés.

El de Antsoain llegó el pasado mes de agosto tras el pago de cuatro millones de euros al Espanyol y la cesión de Iñaki Lafuente -cuya ficha, según indicaron fuentes del conjunto catalán a GARA, está alrededor de los 600.000 euros- al equipo periquito. A la sombra de Iraizoz se quedó Aranzubia, quien tuvo una oferta para ir al Zaragoza. El riojano rechazó la propuesta y los aragoneses contrataron a López Vallejo, meta a quien había «atado» el Espanyol para suplir a Iraizoz, pero al que tuvieron que dejar escapar por la demora de la oferta bilbaina.

La de Lafuente no fue la única salida en la portería, ya que Unai Alba también dejó el Athletic. El oiartzuarra dejó Bilbo sin debutar de manera oficial y sin que Caparrós le viera en un solo amistoso. Alba fichó por el Hércules, sin opción de recompra alguna y abonándole el Athletic parte de su salario.

La temporada arrancó bajo estas premisas. Las actuaciones de Iraizoz aportaban tranquilidad a la escuadra vizcaina, evitaban la fuga de más puntos y minimizaban los errores defensivos, hasta que llegó la Copa. En Alicante, Caparrós optó por alinear al navarro. Pero la suerte le jugó una mala pasada y se lesiono.En un principio, el de Antsoain cumplió los plazos, pero recayó antes de visitar al Mallorca. Otro mes más en el dique seco.

El 12 de enero, y tras el pertinente permiso de una clínica madrileña, Iraizoz volvió a jugar ante el Sevilla, sólo un día después de recibir el alta. En uno de los saques, se resintió y tuvo que dejar el césped. Esta vez, la mala fortuna no tuvo clemencia y tuvo que pasar por el quirófano diciendo adiós a la temporada. El marco quedaba en manos de Aranzubia, a quien Caparrós no quería a tenor de su decisión en Alicante, y el joven Raúl. Las actuaciones del de Fuenmayor aumentaron el malestar del utrerano, que pidió un nuevo meta.

El club peinó el exiguo mercado invernal donde asomaban los nombres de Alba, Ruffier o Armando. El elegido parecía el oiartzuarra, pero no hubo posibilidad de recomprarle en un nuevo caso de pésima gestión.

Finalmente, el pasado viernes, llegó Armando. Con sólo dos entrenamientos, Caparrós le otorgó la titularidad y lastró definitivamente a Aranzubia en una decisión tan repentina como discutible. Otra más.

Un debate estéril, más cuando el Athletic ya tiene asegurada su dupla de porteros para la próxima campaña: Iraizoz y Lafuente.