Noche eterna en el Ártico
«30 días de oscuridad»
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Después de un primer largometraje tan exitoso como «Hard Candy», que presentaba a la joven actriz Ellen Page nominada al Oscar por «Juno», su realizador David Slade necesitaba un cambio de registro. El brillante cineasta inglés quería hacer un terror más físico y directo, que fuera todo lo contrario que su anterior trabajo, dominado por las tensiones mentales del trhiller psicológico más enrevesado. El material adecuado fue a encontrarlo en la historieta gráfica de Steve Niles, ilustrada por el dibujante Ben Templesmith, «30 Days of Night». En principio iba a ser un guión cinematográfico, pero no despertó el interés de ningún estudio en ese formato. Tuvo que triunfar antes como cómic, para que los productores se disputaran sus derechos para la pantalla. La idea sigue siendo igual de sencilla y efectiva, pues se reduce a la convicción de que cualquier localidad habitada del círculo Ártico, con su noche perpetua, sería un buen refugio para los vampiros y su naturaleza fotofóbica. El lugar elegido es Barrow, una ciudad de Alaska que aparece como la población norteamericana más nórdica, y cuya estación sin ver la luz del sol dura más en la realidad que el mes del título.