Los acontecimientos que rodean al Athletic son cada día más frustrantes. El principal motivo, obviamente, son los decepcionantes resultados deportivos y el escaso acierto de Caparrós. Pero, mientras esto ocurre en el verde, todo lo que sucede alrededor no es nada alentador.

Para empezar, las actuaciones de la directiva son pésimas. En lo deportivo, la inversión realizada -salvo Iraizoz y Koikili- no funciona. Además, situaciones como los intentos de fichaje de Ezquerro o Llorente dejan en muy mal lugar su capacidad negociadora y el empecinamiento de Inchaurraga en postularse como responsable de un área, la deportiva, en la que está huérfano de conocimientos.

En el apartado social, su promesa electoral de subidas «no penalizadoras» a los socios quedó en papel mojado con la presentación de unas cuentas que fueron aprobadas sobre la bocina. Ahora, para completar el entuerto se pretende eliminar el descuento de los socios más longevos, bajo los argumentos de que familiares más jóvenes se benefician de ello o que existe cierta picaresca. En definitiva, el chocolate del loro ejecutado por una directiva que ha dilapidado un dineral en contratar a Ocio. El presidente no dudó en comparar su operación con las de Milito y Ayala -quien ha jugado casi tantos partidos con su selección como al arabarra en Primera- y justificar su gasto.

Para acabar, dentro de sus muchos charcos, se encuentran los casos de Núñez, con 900.000 euros a pagar por una incontinencia populista, o de Guerrero, a quien se le paga su salario sin rendimiento, mientras esperan que la situación se pudra y el portugalujo ceda.

En el campo, el trabajo de Caparrós, contratado para vivir un año tranquilo y sentar bases de futuro, augura mucho sufrimiento hasta mayo. Es decir, que no va a cumplir los objetivos. Fue el técnico de los dos principales candidatos, pero la realidad es que era la segunda opción de Ercoreca tras un técnico mexicano y que el proyecto de Macua en lo deportivo -que trató también de peinar el mercado-, como se está viendo, era muy endeble.

Aún así, con su hoja de servicios se esperaba algo más de un Caparrós que no está sacando todo el jugo a su plantilla. De hecho, hay doce jugadores con los que no cuenta. Entre ellos están Ustaritz, Tiko y Cuéllar. El primero es el mejor central del equipo, pero no juega si no hay ausencia de los dos titulares. El segundo comenzó de titular e infiltrado, pero ha pasado al olvido. En Copa ha rendido, pero la sombra de las declaraciones especialmente dirigidas hacia él por José Luis Bilbao siembran muchas dudas sobre su caso. Por último, el txantreano llegó con un cambio de representante -tuvo que efectuar la operación con Arrinda- y no ha gozado de oportunidades a pesar de que ha dejado buenos destellos.

Con todos estos ingredientes, resulta curioso que esta semana, tras eliminación copera y derrota en Zaragoza, se hable de salidas nocturnas -injustificables sin duda- que se conocían desde hace días. Un asunto que sirve como distorsionador ideal para evitar que se repare con mayor hincapié en el constante desafinar del técnico y, sobre todo, de los directivos.