GARA > Idatzia > De reojo

Raimundo Fitero

Cartelitos

Recuerdan aquello de «cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia»? Este y otros cartelitos deberían volver a colocarse en el principio o el final de los noticiarios, las series de médicos, la de policías y algunas tertulias, debates o simulacros. Los nuevos telespectadores siguen siendo inmaduros en cuanto a su credulidad. Las nuevas generaciones han crecido en la mentira global y se creen que mandando mensajes a un número de teléfono determinado consiguen que ganen los concursos sus favoritos. O siguen con la buenísima intención de cambiar el destino de una tertulia mandando unos mensajes que aparecen a la velocidad del rayo sobreimpresionados en la pantalla.

Deberían tener más recursos, más sabiduría y capacidad para discernir entre la realidad y la ficción, pero al vivir tan sobresaturados de mensajería múltiple por diversos aparatos electrónicos, se han anulado nociones como la sospechosa o la duda razonable. Hoy se tiende al dogmatismo, al maniqueísmo, a lo blanco o lo negro. No hay matices. Todo está escrito con brocha gorda y con muy mala letra. No importa tanto comunicar como obtener un fanático. Aunque sea temporal. Y en tiempos de campaña electoral todavía se hace más confuso todo el sistema de signos.

La realidad es ir a cualquier ambulatorio de Osakidetza, hacer colas para la extracción de sangre, pedir citas, volver a la consulta, escuchar los diagnósticos, el servicio de enfermería. Ir, ver, mirar y después comparar con lo que nos ofrece la televisión. Bueno, sabemos que las ficciones televisivas se dividen en dos grande bloques. Las ficciones de los servicios de prensa oficiales de las consejerías y gobiernos, y la de ficciones a granel, es decir la que sale casi todo de la imaginación de los guionistas y se acercan a casos más o menos reales. En cuanto a la oficialista, la que opone siempre una verdad manipulada ante cualquier reivindicación, todos sabemos que tienen razón los sindicatos, simplemente porque somos usuarios de la sanidad pública y vemos sus problemas de verdad. Respecto a los otros, sin matizar mucho, cada vez se nota más que son unos agentes de propaganda de la medicina privada.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo