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Galardones, en general, acertados

Juanjo LÓPEZ

Ayer finalizó la cuarta edición del Festival Punto de Vista. En la sección oficial, quizás cabría destacar la excesiva presencia de películas de cineastas de países, hoy independientes, de la antigua Union Soviética y unos temas que, en demasiadas cintas, giran en torno al ambiente familiar, presente o pasado, del propio realizador. Largometrajes, en muchos casos, de excesiva duración y en los que el trabajo en la mesa de montaje pareciera carecer de importancia. En los cortos, por el contrario, han sabido reflejar atmósferas de gran creatividad artística.

Dentro de las otras secciones se han podido ver cosas muy diferentes: desde excelentes documentales a través de retrospectivas hasta lo último en filmación con móviles. Hay que destacar, sin duda, la denominada «El Silencio». Cortos de excelente calidad, primando la imagen ante todo, sin texto. Contemplar el paisaje y filmarlo; escucharlo y transmitir lo que se siente, más alla de lo que se escucha. Una búsqueda interior en la que, a pesar de la distancia geográfica que separa a los diferentes realizadores, todos parecen tener algo en común.

El reparto de premios ha sido, en general, acertado, aunque he de confesar que echo de menos en el palmarés cintas como «Cousas do Kulechov», de la gallega Susana Rey, o «Under Construction», de Zhenchen Lui. Y, cómo no, hay que agradecer al jurado la sensibilidad que ha demostrado otorgando el Gran Premio Punto de Vista a «Bingai», una cinta que trata sobre los desastres ecológicos y personales que genera la construcción de un pantano y la resistencia de una humilde mujer, obstinada en defender lo poco que tiene. Máxime cuando aquí todavía revolotea el fantasma del pantano de Itoitz.

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