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«¿Elecciones en EEUU? ¡Lo mismo da Juana que su hermana!»

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Pedro Trigo | ex combatiente del asalto al Moncada

Pedro Trigo (La Habana, 1928) es un histórico de la Revolución cubana. Participó en el asalto al cuartel de Moncada en el que murió su hermano Julio. Ejerció altos cargos en la Administración y formó parte del cuerpo diplomático. Estuvo en las embajadas de Praga y Madrid y fue cónsul en Bulgaria.

Jordi CARRERAS |

Para Pedro Trigo, la Revolución cubana ha hecho muchas cosas positivas aunque considera que hay «falta de exigencia a los dirigentes» porque hay quienes «se acomodan al poder». Por eso coincide con Fidel Castro en que se debe dejar paso a la juventud. «El mundo avanza y la Revolución se tiene que adaptar», sostiene.

Usted fue uno de los precursores de la Revolución.

Mis inquietudes revolucionarias empezaron cuando tenía 17 años y voy a cumplir 80. Me siento con las mismas ideas y principios que cuando empecé. A petición de mi hermano, Julio, y de René Bería, también combatiente en el Moncada y luego expedicionario en el Granma, me afilié al Partido Ortodoxo del Pueblo Cubano. En un acto de este partido, denuncié que el entonces presidente, Carlos Prío Socarrás, se había quedado con una finca de grandes dimensiones y expulsado a los campesinos que las trabajaban. Cuando terminé, un joven alto y corpulento me cogió por el brazo y me preguntó si lo que había dicho era cierto. Pensé que la Policía ya me había cogido pero respondí que sí y que, además, tenía pruebas. Entonces me dijo que qué tal si íbamos a entrevistar a aquellos campesinos y les hacíamos fotos para que se conocieran aquellos hechos. También me preguntó si sabía quién era él. Como no tenía ni idea, le dije que no y él me dijo que se llamaba Fidel Castro. `Encantado, estoy a su entera disposición¸ le dije. Estamos hablando de antes del asalto al Moncada, que fue el 26 de julio de 1953.

Usted dijo que a los jóvenes que tomaron parte en el asalto, no les guiaron las ideas marxistas sino las de José Martí.

Las de Martí y las de Eduardo Chivas y Rivas, en mi opinión el político más honesto de la pseudorepública cubana, un hombre que luchó por apartar a los ladrones del tesoro público. Martí decía: `Con los pobres de mi pueblo, quiero mi suerte echar; el murmullo del arroyo, me complace más que el mar'. No tengas duda de que fue así. De Marx sabíamos poco pero todos seguíamos el legado de Martí.

¿Cómo ve la Revolución casi medio siglo después?

Soy optimista. Hay cosas de dentro de la Revolución que no me gustan pero por encima de todo hay que ver lo positivo que se ha hecho: medicina, cultura, deporte, enseñanza... Cuando era jovencito veía a los chiquillos con los pantalones rotos, colgados de los tranvías, pasando hambre y necesidad. Hoy, desde el primer curso hasta la universidad, todos tienen su uniforme y su merienda. Que ¿podría ser mejor? De acuerdo. Pero si no la tienen mejor es por culpa del bloqueo.

¿Qué es lo que no le gusta?

Creo que hay falta de exigencia a los dirigentes (recalca con golpes de los nudillos sobre la mesa). Si uno acepta un cargo, ha de cumplir con lo que se espera. La palabra clave es exigencia. Una cosa es combatir, aquella cosa tan hermosa y llena de ideales, pero luego llega el poder y hay gente que se acomoda. Hemos tenido que sancionar a dirigentes y, no hace tanto, a un miembro del buró político por malos manejos administrativos.

Fidel Castro anunció que renuncia a la máxima jefatura, asumida por su hermano Raúl ¿A la Revolución le falta un nuevo timonel?

Fidel ha dicho que no es bueno empecinarse con los cargos y que hay que dejar paso a la juventud. Estoy de acuerdo. Son muchos años y hay que dejar paso a la juventud. Yo personalmente ya me inclinaba por Raúl Castro, Ricardo Alarcón de Quesada y Carlos Lage Dávila. Personalmente, me inclino por Raúl Castro, pero esto lo decide el Parlamento cubano.

¿Cree que con Raúl se da paso a la juventud y que se notará algún cambio?

Raúl tiene un equipo muy bueno. Te podría nombrar unas cuantas figuras: el mismo Lage, que está llevando muy bien la cuestión económica, o Felipe Pérez Roque, a pesar de su juventud. A Raúl lo votaría una y mil veces. No es la imagen que se tiene en el exterior. Hemos de ir avanzando y democratizándonos dentro de nuestros principios revolucionarios, no cómo nos piden desde Miami. El mundo avanza y la Revolución se tiene que adaptar.

Usted estaba en la embajada de Cuba en Madrid cuando murió Franco. ¿Qué recuerda?

Pues mira, fue una época muy buena para las relaciones comerciales entre Cuba y España. Con toda honestidad he de decir que Franco tuvo una buena actitud hacía Cuba. Ya sé que con ésto se me pueden enfadar algunos amigos y que puede caer mal a mucha gente, pero así fue. Y que quede claro que soy antifranquista y antifascista.

¿En qué se basa para decir esto?

Había un ministro, Fernández Cuesta, que tenía que ir a Cuba a firmar un protocolo comercial y algunos ministros se oponían. Se fue a ver a Franco y éste le pidió que le dijera qué ministros eran, que él ya hablaría con ellos y que se fuera a Cuba a firmar el tratado porqué `Cuba es hija nuestra y la hemos de ayudar'. Lo sé por este ministro y por el urólogo catalán, Antoni Puigvert, con quien traté dos veces.

Este año hay elecciones en Estados Unidos. Barack Obama dijo que si ganaba, restablecería el tráfico con Cuba. Además, determinados grupos del sector turístico estadounidense están presionando para que se levante el bloqueo. ¿Cómo lo ve?

No sabía lo de este chico, Obama. Restablecer el tráfico ya sería mucho. Lo de invertir en Cuba, yo encantado mientras se rijan por nuestra Cámara de Comercio. Ahora bien, hay quien quiere llegar y regirse por la libre empresa, y eso no es así. Ha de haber un control, una organización. Respecto a las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, siempre recuerdo una respuesta del Ché a una pregunta similar: `Lo mismo da Juana que su hermana'. Ahora, yo no tengo nada en contra del pueblo estadounidense, creo en él, no en los que lo dirigen.

 

futuro

«Tenemos que ir avanzando y democratizándonos dentro de nuestros principios revolucionarios, no cómo nos piden desde Miami»

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