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Aconsejan a los empleados de Lidl denunciar a la compañía por espionaje

El sindicato alemán de servicios Ver.di aconsejó ayer a los trabajadores que han sido espiados por la cadena de supermercados Lidl presentar demandas contra la compañía con la exigencia del pago de indemnizaciones por daños y perjuicios. La empresa reconoció que es posible que existan casos de espionaje, pero rechazó la existencia de órdenes para espiar de manera sistemática a los trabajadores. Lidl cuenta con más de 7.000 establecimientos en 23 países.

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La cadena alemana de almacenes Lidl, que ya fue denunciada en el pasado por los métodos poco ortodoxos que utiliza respecto a sus trabajadores, vuelve de nuevo a ser centro de las críticas después de que la prensa alemana desvelara que la compañía espía a sus trabajadores. La reacción del sindicato de servicios Ver.di tampoco se hizo esperar y la vicepresidenta de la central, Margret Möning-Raane aconsejó a los trabajadores víctimas de estas prácticas presentar demandas contra la empresa, exigiendo el pago de in- demnizaciones por daños y perjuicios.

Según informó la revista ``Stern'' en su último número, publicado ayer, Lidl -con filiales en numerosos países europeos, también en Euskal Herria- habría contratado detectives para instalar pequeñas cámaras en algunos de los supermercados de la cadena. Las cámaras no eran instaladas para prevenir robos, sino para controlar los movimientos de los trabajadores. Bajo el titular «Stasi Lidl», el reportaje daba cuenta del espionaje sistemático de empleados en los supermercados.

Detectives y cámaras

La mayoría de los informes internos de Lidl en poder de la revista proceden de filiales en el estado federado de la Baja Sajonia y, en menor medida, de Renania-Palatinado, Berlín y Schleswig-Holstein.

Al parecer, el método de actuación del servicio interno de espionaje de la cadena Lidl era siempre el mismo y comenzaba con la llegada a primera hora del lunes a la filial de turno de un equipo de detectives. Estos instalaban entre cinco y diez cámaras de reducido tamaño antes de la llegada de los trabajadores y en presencia del direc- tor de la filial, a quien se aseguraba que su fin era ayudar a detectar a clientes que roban.

Sin embargo, los detectives al servicio de Lidl dedicaban sus actividades observadoras a controlar minuciosamente el trabajo de los empleados y a apuntar incluso rasgos de personalidad con frases como «introvertida y de aspecto ingenuo», además de sus visitas a los aseos o sus conversaciones privadas.

El responsable estatal de la protección de datos, Peter Schaar, expresó en la revista su total rechazo a las prácticas de Lidl, consideró el control de las visitas al servicio un grave atentado contra la intimidad y dio por sentado que las autoridades intervendrán en el caso.

Los expertos consultados por la revista coinciden en destacar que las prácticas de espionaje de Lidl contra sus empleados atentan claramente contra el artículo segundo de la Constitución alemana que se refiere al libre desarrollo de la personalidad.

Igualmente sorprendido por las revelaciones de ``Stern'' se mostró el dirigente del sindicato de servicios Ver.di Achim Neumann, quien subrayó que «esta dimensión me es completamente nueva».

La central sindical fue más allá ayer y Margret Mönig-Raane, en la edición digital del semanario ``Stern'' afirmó ayer que «sólo puedo aconsejar a los empleados de Lidl afectados que se pongan de acuerdo y acudan juntos a Ver.di. Posiblementa se puedan elaborar unas denuncias tipo contra Lidl.

«Quienes estén afiliados a nuestro sindicato recibirán inmediatamente asistencia jurídica y denunciar a Lidl para exigir una reparación por daños y perjuicios», afirmó la sindicalista, quien criticó duramente las prácticas de la cadena de supermercados.

«Este espionaje tiene un alcance increíble. El sistema Lidl no ha hecho sino desenmascararse. Lidl es incapaz de hacer buenos negocios con métodos legales», añadió Margret Mönig-Raane, quien expresa sus sospechas de que la dirección de la empresa aprobó esas «maquinaciones criminales».

Jürgen Kissberth, miembro de la dirección de Lidl, afirmó que «en estos momentos no puedo descartar que haya habido encargos de hacer eso», pero descartó, en cambio, que las órdenes de espiar hayan sido sistemáticas y por encargo de la dirección.

Número dos en Alemania del descuento después de Aldi, Lidl ya había sido objeto de vivas críticas en 2004, cuando el sindicato Ver.di publicó un «libro negro» sobre la compañía, denunciando un «clima de miedo permanente y una presión de todos los momentos mantenida sobre los asalariados».

La familia Schwarz es propietaria de la cadena Lidl y, tal y como ocurre con su gran competidor Aldi, el grupo no publica cifras y cultiva el gusto por el secreto. La multinacional está presente en 23 países con más de 7.000 supermercados, la mayoría de ellos en Alemania. La mayoría de estos centros no tienen comité de empresa.

7.000 almacenes

El grupo Lidl, propiedad de la familia Schwarz, no publica cifras y cultiva el secretismo. Está presente en 23 países con más de 7.000 supermercados. La mayoría de ellos no tienen comité de empresa.

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