Xabier Silveira Bertsolari
Tres por uno
Escribo con bases sonando así, pun, despació, pun, pun, sin prisa, pun, pun, y me siento un M'c. Sí, rodeado de gente que me hace sentir orgulloso de vivir aquí, aún sabiéndome extranjero me siento autóctono como el primero
Estoy de rebajas, soy un centro comercial. Lo peor de todo es que no me siento mal haciendo el subnormal. Ser el más comprado conlleva ser el más vendido. Ya te digo. Tras descubrir lo que significa incurrir en territorio enemigo, ja, lo he visto claro. Claro que sí. Pasarse de listo está de moda, fiebre de aquí y ahora, lo que no me falta me sobra; escribir por dinero está mal visto, es el anticristo. Pero es mi puta droga. Que se joda quien pensaba que mi boca nunca se equivoca, a la mierda quien no sepa que mi lengua está mejor quieta. Y no rapeo, no, por una vez te digo lo que creo, yo, de mi rima reo, te pongo en duda y te arreo y aunque rime, no hay árbol que a mi sombra se arrime. Por consiguiente, y como Vicente siempre guía a la gente por muy indecente que se presente, yo voy tras él. Hoy tres por uno, tres artículos incapaces de conformar uno, ¿Poto? Ja, cómo las clavas puto listillo, te escucho y poto. Pero a lo que iba, ahí van tres flemas sin rima, tres patadas en la cara a los que lo saben todo, un puñetazo en el ojo.
Lo primero es lo primero, esto está claro. Me llamaron «urde puta zaharra» y pensé: «falta zitzaidan bakarra!» Ahora resulta que yo soy la puta, la última hora del paseo de la Castellana, ¿y por qué? ¿Por que tú te despiertas a las cuatro de la mañana? Anda ya, maldito esclavo, ¿será mi culpa que sueñes con hacer lo que yo hago? Eso no va conmigo, amigo, si para mí todos los días son domingo es por que tú haces el primo, te vendes barato al enemigo, al gringo, mi único pecado es que pillo un papel en blanco, ja, y tu espejo escribo, o sea, gilipollas, que te lo digo. Y jódete, ¡eso te pasa por venderte!
Escribo con bases sonando así, pun, despacio, pun, pun, sin prisa, pun, pun, y me siento un M'c. Sí, rodeado de gente que me hace sentir orgulloso de vivir aquí, aún sabiéndome extranjero me siento autóctono como el primero, esto es, Euskal Herria -aunque ardiendo- es el puto cielo. Orgulloso no, me siento orgullosísimo, es lo que tiene el egocentrismo, que pones la ETB y sale peña guay, hau bai eta bestea ere bai, Uno de ellos, de la Real, millonario que me pidió que le dedicara «A las ocho en el Bule», el otro, aunque juegue ante Osasuna los ve azules; el otro día lo cambiaron y por eso palmaron. Es lo que tiene el fútbol, en San Mames, pilla el público y en un minuto de silencio, les mete un gol. Un golazo, lo veo en la tele y se me cierra el puño y levanto el brazo. «Zuetaz harro nago», sería el segundo mensaje al mundo, zuetaz harro, baina elurraz gehiago. Ittur, Santx, Mattin eta Porttu, zuetaz harro dagoen herri bat irri arrotzez dago. Ya van dos a precio rebajado. Esto se acaba, aquí no mama quien no paga, comprate el «Berria» si quieres una ganga, si quieres saber lo que quieres creer, ya sabes qué leer.
¿Se me va la pinza? ¡Es evidente, cliente! Que no lector, no jodas, te prometo tres y te doy dos. Buscas el tercero? En el bar de abajo te espero. ¿Querías tres? Léetelo otra vez, puto juez.