En Euskal Herria resulta extraño calificar como satisfactoria una resolución de cualquier ente que imparte «justicia» en el Estado español. Pero la realidad es que la decisión del Comité de Apelación de ratificar lo dictado por Competición supone poner fin a una demencial espiral iniciada en Sevilla y otorgar al Athletic una victoria que se estaba ganando sobre un verde en el que no podía continuar sin un portero agredido por un energúmeno con chándal del Betis.

Porque a pesar de todas las palabras que hemos escuchado desde Sevilla, quien iba por delante en el marcador y tenía el choque bajo control era el Athletic. Por tanto, obligar a los vizcainos a jugar los últimos 20 minutos de un choque suspendido en un campo en el que hace unos meses Juande también fue agredido hubiera sido un escándalo contrario a las últimas decisiones de la UEFA.

El Betis está acostumbrado a buscar réditos en el fango y así lo demostró en la semifinal de Copa de 2005 al cargar contra Gurpegi o cuando ganó un choque en los despachos tras perderlo sobre el césped, pero ahora debe respetar una resolución que podía haber sido más dura en la clausura del campo y que otorga al Athletic los puntos que eran suyos. Ojalá no hablaemos más del tema.