La Policía irrumpió en la sede central del opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MDC) y en los locales de los observadores electorales en Harare. En total, practicó 300 detenciones.

El portavoz del MDC, Nelson Chamisa, denunció que «el partido gobernante está utilizando sus tácticas sucias para silenciar las voces disidentes. Quieren destruir la moral y el espíritu alto de los zimbabuenses». Subrayó que esta operación refleja «el acoso sistemático» a la oposición desde las elecciones del 29 de marzo. «Los policías llegaron en autocares y camiones. Eran más de un centenar», explicó.

El portavoz policial, Wayne Bvudzijena, justificó esta redada masiva diciendo que los arrestados eran «sospechosos de causar incendios en zonas rurales». Añadió que muchos de ellos se habían trasladado a Harare, donde supuestamente fueron acogidos en «casas seguras» del MDC.

Al mismo tiempo que se desarrollaba esta operación, los agentes registraban las oficinas de la Red de Apoyo Electoral de Zimbabwe (ZESN, por sus siglas en inglés), una coalición de 38 organizaciones no gubernamentales.

«Cogieron algunos documentos y material informático. En la orden de registro se decía que buscaban material subversivo susceptible de utilizarse para derrocar un Gobierno elegido democráticamente», señaló Noel Kututwa, presidente de esta Red.

Amnistía Internacional exigió que se ponga fin al «acoso a los activistas políticos y de derechos humanos».