El titular de prensa resultaba, como poco, alarmante: «La Audiencia Nacional investigará a la alcaldesa de Bergara por colaborar con ETA». A la vista de todos está cómo terminan en estos días las cosas que empiezan en la Audiencia Nacional cuando se menta el nombre de Euskadi Ta Askatasuna. Ahí está Ino Galparsoro, alcaldesa encarcelada por representar a sus votantes, presidir la corporación y cumplir de manera eficaz y sobresaliente -lo dicen hasta sus adversarios- la función para la que fue elegida. Agurne Barruso tiene, pues, razones más que suficientes para estar preocupada y sus vecinos otro tanto para estar indignados.

Pero Agurne Barruso Lazkano tiene, además, otro tipo de razones para estar orgullosa. En primer lugar, debe sentirse orgullosa de haber logrado la confianza de la mayoría de los bergareses. También de ser la primera mujer que preside ese ayuntamiento.

Pero, además, Barruso tiene razones para estar orgullosa por ser la nieta de un héroe de la guerra y la resistencia vasca. La alcaldesa de Bergara es la nieta de Lino Lazkano, el comandante de gudaris que combatió codo con codo con Kandido Saseta y Rufino Rezola en el frente de Asturias, el destacado líder de la Resistencia Vasca, cuando pocos eran los voluntarios que osaban hacer frente al fascismo. Por eso puede estar orgullosa de las siglas que representa en su pueblo, que son precisamente las mismas bajo las que combatieron aquellos héroes. Más orgullosa aún cuando son los ultraderechistas los que quisieran llevarla a prisión, los mismos fascistas que se levantaron en armas contra la libertad y a los que su abuelo, entre otros muchos, supo hacer frente con la dignidad y la valentía por bandera.

Y el resto de los bergareses tienen razones sobradas para estar orgullosos de quien hoy les representa en la alcaldía. Y si hace falta, quien también les representará ante la Audiencia Nacional. Los que se debieran avergonzar son los otros. Y también preocuparse un poco.