«A mí, como al noventa por ciento, lo que más me gusta es no hacer nada»
Cantante del grupo Marea
Marea nació en 1997 en un pueblo de aspecto duro y vida ajustada para llegar a fin de mes, en Berriozar (Nafarroa). Con el rock urbano por guía, con los acordes tomados de bandas como Extremoduro, Barricada, Platero y Tú... más la agitada y sensorial poética de Robe Iniesta, Marea supo crecer a su modo. Diez años después, despiden gira desde lo más alto de la colina.
Pablo CABEZA | BILBO
Una de las maneras más asequibles y rápidas de incorporarse al mundo activo del rock es por el lado urbano. En principio, la exigencia global es menor que en el jazz, el blues, el metal..., por lo que numerosas formaciones juveniles toman este camino como medio urgente para enchufarse a la escena.
La entrada en el circuito puede ser rápida, cierto, pero para destacar se necesita un plus (a veces liviano) al alcance de muy pocos. En el caso de Marea, y sin demérito para la equilibrada y eficaz parte instrumental, el plus se llama Kutxi Romero, capaz de singularizar la propuesta gracias a sus textos, el timbre rasposo y profundo de su voz, la llaneza, su personalidad... Sin obviar que para sobresalir por entre tanto acorde reiterado, también son necesarios un buen puñado de estribillos que el público haga suyos.
Si observáramos la carrera de La Fuga, Barricada, Extremoduro o Belo se verá que las claves del éxito (frente a inicios parejos) son similares. No obstante, las cosas tampoco son tan lineales y todo porta su matiz. De hecho, los actuales Marea no formaron la banda partiendo de cero e incorporándose a la escena a las pocas semanas. Su principal bandolero (como él mismo se define en ocasiones), el Kutxi, ya se había desgañitado antes en una banda punk llamada A.T.Z., así como posteriormente en otra de orientación thrash llamada Kintal. Alen Ayerdi, batería, estuvo en Begira y en El Nido del Cuervo, que dejó para unirse al proyecto de Kutxi. Después desembarcarían en La Patera (nombre previo a Marea) Edu Beaumont El Piñas, bajista, y César Ramallo, guitarra, ambos sin experiencia, pero conocidos de Kutxi. El cuarteto estaba listo, pero el vocalista quería que la banda tuviera un poco más de sustrato musical, necesitaba un músico con más claves, que resolviese situaciones, capaz de largarse un punteo y marcar diferencias tanto con ellos como con otros grupos. Conoció a David Díaz Kolibrí, músico curtido y que en ese momento tocaba en una banda de soul llamada The Forrest Band. El 24 de diciembre el «pajarillo» dijo que sí y su futuro -y el del quinteto- comenzó a cambiar. 1997 se cerró con La Patera llena y dispuesta a liderar el género, aún sin saberlo, durante el próximo decenio.
Como La Patera se editó una demo de notable repercusión. Tras la escucha, se percibe la chispa de aquellas canciones desnudas, sensibles y salvajes. Llegado el momento de crecer, la grabación del primer álbum, su primer disco se comprobó que otros Patera se habían adelantado en el registro del nombre, por lo que «La patera» pasó a ser el título del disco y Marea el nuevo nombre de la banda. Cambio de factores que no despistó a los ya miles de seguidores de la banda de Berriozar.
¿Qué ve en la espesura de esa barba...?
Encuentro el reflejo de todos los hombres barbados que han marcado mi vida: mi padre, Camarón, Bud Spencer, Bukowski...
Quizá también su inclinación hacia las formas poéticas le lleva a refugiarse bajo el ligero disfraz barbado.
Si te soy sincero, cada vez entiendo menos el mundo de la poesía, igual porque estoy totalmente apartado del círculo literario. Yo soy un cantante de rock & roll y me ponen enfermo los corrillos de supuestos poetas o artistas que se autodenominan «malditos», «transgresores» y cosas así. Detrás de toda esa fachada de tontería generalmente hay muy poco talento. Seguramente debajo de mi barba también habite un destalentao. Pero a mí, me la suda.
¿Es usted activo, busca canciones sin descanso?
Yo soy el tío más vago que conozco, así que mi pelea consiste en sentirme como Mahoma. O lo que es lo mismo, espero a que la montaña venga a mí. De pronto. una mañana o una noche llego a casa y hay alguna canción esperándome. Y yo, que soy muy educado, la invito a quedarse a vivir en mi cabeza.
¿Tiene la sensación de que la banda se halla en un tope creativo donde sólo cabe mantenerse? Algo que, por otra parte, no es sencillo.
La verdad es que no tengo la percepción de que los Marea hayamos sido una banda muy creativa, sino más bien una brigada de limpieza. Quiero decir que llegamos en un momento en el que el rock & roll había cogido un poco de polvo y nos hemos dedicado a abrillantarlo. Y no veas, tú, ya llevamos once años dándole al paño.
Muchos años plenamente fieles a un estilo. ¿Cómo se retroalimentan para no caer en la rutina...?
A nosotros, lo que nos hace ser como somos es precisamente la rutina. Vamos a los mismos bares siempre, escuchamos los mismos discos, vemos las mismas películas una y otra vez y casi siempre vamos con la misma ropa. Por eso nos gusta sentir que nuestros discos son el mismo disco. Bueno, le cambiamos la portada, eso sí.
Kutxi Romero comienza a ser un habitual de las colaboraciones con bandas que inician rumbo. ¿Teme que alguien le llame por teléfono y le diga: «Kutxi, quiero que colabores en el nuevo disco que estoy haciendo...»?
A mí, lo que de verdad me da miedo es que me llame alguien por la mañana y me diga: «Kutxi, quiero que me azulejes la cocina y los dos baños...».
Dejando al lado los amargos recuerdos de su época de albañilería, ¿quién le gustaría que le llamase para colaborar y no termina por decidirse?
Aquellos que deseo, no sé que me da que no lo van a hacer. Mayormente porque están muertos.
¿Continúa viviendo en Berriozar o poco a poco la historia da para acercarse un poco más a las zonas residenciales?
Sigo en Berriozar porque los berriozartarras no estamos socialmente preparados para vivir en otro sitio que no sea en este enclave rockero-calé de chabolismo vertical. Además, en las zonas residenciales, los parques están llenos de mierdas de los perros de los pijos. En Berriozar los perros son más limpios.
¿Un éxito como el de ustedes a qué parte del artista y la persona afectan más...?
Al artista no lo sé, eso se lo tendrías que preguntar a algún artista. A mí, como persona, me hace ver el mundo más pequeño, aunque, paradójicamente, mucho más colorido, y eso es muy bonito, aunque yo sea daltónico.
¿Qué claves cree que fueron definitivas para que hoy sean lo que son?
La clave fue que lo hicimos porque, sencillamente, no sabíamos que era imposible. Nos juntamos con la ignorancia y el coraje y entre los siete hicimos una orgía del copón, que todavía dura.
Han recogido discos de oro. ¿Para un grupo como el suyo no es como una contradicción que el oro sea el símbolo del éxito?
Bueno, la verdad es que en su momento hace como mucha ilusión porque se lo regalas a tus familiares y ellos se lo enseñan a los vecinos y a las amistades y a uno se le limpia un poco la conciencia de los disgustos que le ha dado a la familia. Pero, como dice el Kolibrí, al fin y al cabo no es más que un puto cuadro. Y, encima, ni es de oro ni hostias.
El BEC (Barakaldo-Bilbo) fue un reto: mucho espacio, mucho local... ¿Cómo lo vivió?
En Bilbo siempre nos han querido mucho, así que fui para allí tan contento de ver a tanta gente que esperaba ese concierto que me endiñé dos botellas de ron y me cogí un pedo más grande que el perro del Guggenheim. No sé si tocamos muy bien o muy mal, pero creo que hicimos un concierto muy bonito y extenso y que la gente disfrutó tanto como yo.
A pesar de que no haya un duro, en Iruñea sólo cabe pensar el reventón. ¿Por qué no el concierto en la plaza de toros?
La plaza de toros es demasiada cuadrada para tan pocos corceles. Con llenar el Anaita me doy con la boca contra la acera.
¿Y qué pasará después?
Pues, como siempre, la sensación de que todo fue un sueño; que es mucho mejor que pensar que todo fue una pesadilla.
¿Existe su letra favorita, su párrafo favorito?
Podría decirte cuarenta o cincuenta de las cuales, un alto porcentaje, serían de Roberto Iniesta (Extremoduro).
Tras el concierto ¿qué será de su vida?
A mí, como al noventa y nueve por ciento de los mortales, lo que más me gusta es no hacer nada, así que supongo que me voy a dedicar una temporada a practicar la pereza y, cuando me entren ganas, pues ya veremos si hago canciones o la catedral de Justo Gallego.
¿Pero habrá que pensar en un nuevo disco?
A corto plazo, lo veo difícil. Ha sido una gira larga y no hemos hecho ni una canción nueva. Así que, como decía un tío mío que era ciego: ¡Ya veremos!
«En mi barba encuentro el reflejo de todos los hombres barbados que han marcado mi vida: mi padre, Camarón, Bud Spencer, Bukowski...»
«A nosotros lo que más nos hace ser como somos es la rutina. Vamos a los mismo bares siempre, vemos las mismas películas una y otra vez, los mismos discos...»
Fecha: Sábado 10 de mayo. Último concierto de la gira «Las aceras están llenas de piojos 07/08».
Lugar: Polideportivo Anaitasuna, de Iruñea.
Apertura puertas: 20.00 h.
Precio: 18 euros anticipada, 22 euros en taquilla.
Invitados: Txarrena (21.00 h.) formación capitaneada por El Drogas.
«A mí lo que de verdad me da miedo es que me llame alguien por la mañana y me diga: `Quiero que me azulejes la cocina y los dos baños'»
La fiesta de despedida de «Las aceras están llenas de piojos 07/08», la generosa gira que ha mantenido en carretera a Marea durante dos años, se celebra este sábado en el Anaitasuna de Iruñea. Encuentro de «bandoleros», como se define en ocasiones Kutxi Romero, que reunirá a miles de seguidores (cabe esperar el lleno) y a un buen número de invitados sobre el escenario. La primera parte la abrirá Txarrena, la banda recuperada por El Drogas para dar salida a sus inquietudes. Con Marea sobre el escenario, llegarán paulatinamente las colaboraciones de Boni, Alfredo y El Drogas. Se cuenta también con Iker, líder de Dikers, y Martín Romero, hermano de Kutxi y responsable de Bocanada. Cuando llegue el momento para «Los mismos clavos», saldrá a escena Rafa Borja, espléndido guitarra flamenco que también es parte de Ja Ta Já, proyecto sureño que cultiva también Kutxi en paralelo a Marea. Desde Madrid se aproximará Iratxo, sin descartar alguna sorpresa más y sin olvidar que se rifará una Epiphone Les Paul, firmada por los Marea y entregada en camerinos. Cerca de tres horas que resumirán, un disco, una gira y una carrera en la que han vivido grandes momentos junto con algunos coscorrones. Caídas y victorias que hoy convergen en un merecido y entusiasta grandes éxitos festivo.