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Raimundo Fitero

Había que verlo

Le pasa algo a Iñaki Gabilondo? Abrió su noticiario de las nueve de la noche en Cuatro con una pastoral absolutamente incendiaria, con un cabreo monumental. Había que verlo. El motivo era que se ha descubierto la existencia de doscientas setenta mil sentencias de los juzgados de lo penal que todavía no se han ejecutado. Lo calificó, en su parte más moderada, como un escándalo, y les dijo de casi todo a los anteriores presidentes del gobierno español, incluyendo a su adorado Felipe González, pidió a los responsables de los ministerios de toda esta época que pidieran perdón, al actual ministro de la confrontación, de la huelga, del despilfarro en la reparación de su piso, es decir de la Justicia de trincheras, que dimitiera, a los miembros del Consejo Superior del Poder Judicial que devolvieran el dinero de sus sueldos y les acusó que en vez de solucionar estos asuntos tan graves se dedicaban a hacer política por encima de los parlamentos. Se despachó con toda su fuerza. Había que verlo.

Esté o no de acuerdo con lo que opina, se agradece que el conductor de un telediario enseñe la patita en cada edición. Que marque el terreno, que se posicione, que editorialice, que se moje. Y si, además, se pone hecho un basilisco, si monta en cólera, si enfatiza con algo que considera el escándalo de la democracia, pues, mire, mucho mejor. Después miraremos la letra pequeña, veremos si tanta impostación es fruto de algo orgánico o de una estrategia oportunista. Y debo decir que visto así, en vuelo rasante, su actitud responde a la evidencia de estar ante una muestra más de la realidad de la justicia española que no es modelo ni de rapidez, ni de actitudes democráticas, y que si es una obviedad denunciable en altas instancias internacionales lo que están haciendo con ANV, sin ir más lejos y para no insistir en lo obvio, queda cada vez más claro que el deterioro, la podredumbre, la ineficacia, los síntomas de desmoronamiento ético, moral, diría que cualquiera podría aseverar que se trata de un estado de corrupción que viene a confirmar la poca vitalidad democrática en la que vivimos local, nacional, estatal e internacionalmente. Pero insisto, había que verlo.

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