INSURGENTE Ricardo Alarcón de Quesada 2008/5/29
La hora de Puerto Rico
El primero de junio habrá elecciones primarias en Puerto Rico. Con este motivo hasta la Isla viajan políticos y periodistas que a ella prestan, aparentemente, una atención que jamás le habían dado y la convierten en parte del espectáculo de mercantilización de la política que en Norteamérica llaman «democracia». Pero en este caso el espectáculo se vuelve insultante.
Los candidatos demócratas competirán allí por el favor de unos electores que no son parte de la sociedad norteamericana y por eso no tienen voto en las elecciones generales norteamericanas del próximo noviembre. (...)
Concluida la farsa, políticos y periodistas harán sus maletas y se irán para no ocuparse más de Puerto Rico durante los próximos cuatro años. Tratarán de ignorar una vez más los intereses y aspiraciones de su noble y generoso pueblo.
Ahora, sin embargo, no será tan fácil. La semana siguiente, el 9 de junio, el Comité de Descolonización de la ONU discutirá nuevamente la situación de Puerto Rico como lo ha hecho, año tras año, desde 1972. Muchas voces se han alzado allí y en otras instancias de la ONU para exigir que Estados Unidos ponga fin a su régimen colonial y devuelva al pueblo puertorriqueño el derecho a decidir su destino que le fue arrebatado hace más de un siglo. No era necesario viajar a otro país para escuchar ese reclamo. Fue repetido, un verano tras otro, durante más de tres décadas, desde el rascacielos de la Primera Avenida de Manhattan, en el corazón de New York. Pero los grandes medios informativos estadounidenses y sus políticos no se dieron por enterados.
Este año les resultará algo más difícil. Ante el Comité deberán pronunciarse representantes del conjunto de la sociedad puertorriqueña, incluidos los de todos los partidos y movimientos políticos de la Isla (...).
Ellos llevarán la petición de que la Asamblea General de la ONU discuta a fondo el caso de Puerto Rico (...).
América Latina vive una época nueva y en ella Puerto Rico no está ausente. Su hora, la de Puerto Rico, está muy próxima. Se acerca mucho más rápidamente de lo que algunos imaginan en un Norte ebrio de demagogia e ignorancia.