CRíTICA cine
«La niebla» Fin del experimento
Mikel INSAUSTI
El cine siempre te da sorpresas, y hasta un cineasta como Frank Darabont puede dejarte con la boca abierta. Por lo visto, el exigente George Lucas le ha hecho un favor, ya que después de rechazar su guión para la cuarta entrega de Indiana Jones (el definitivamente elegido no parece que haya sido mejor), es como si la rabia le hubiera transformado en un vengativo creador capaz de poner el mundo patas arriba en una devastadora película apocalíptica, de la que tal vez se salve el planeta, pero la humanidad no. Evidentemente, este no es el Frank Darabont de «Cadena perpetua» y «La Milla verde», menos aún el de «The Majestic», con su fantástico blando lleno de toques mágicos. En «La niebla» no hay lugar para la esperanza o para la piedad, sino que la especie más destructiva que ha existido sobre la faz de la tierra encuentra lo que se merece. Los propios lectores de Stehpen King reconocen que Darabont ha mejorado el relato original, gracias al impresionante final que se ha sacado de la manga, que es de los que redimen una película entera y hacen olvidar todos sus posibles fallos. Ese durísimo desenlace te deja noqueado en la butaca, aunque, bien mirado, es el tipo de resolución impactante que siempre ha perseguido Shyamalan sin llegar a dar con ella. Pues bien, que vaya tomando nota y se fije en la irónica crueldad que destila la visión que se presenta ante el superviviente de «La niebla» en tan sobrecogedor epílogo. El truco está en que se trata de un falso final feliz, uno de esos regalos envenenados, en los que una vez más el ejército salvador llega tarde, demasiado tarde. Lo que de forma tan inesperada ha hecho Darabont con un texto del rey del género fantaterrorífico no es nuevo, puesto que Stanley Kubrick con «El resplandor» y David Cronenberg con «La zona muerta» lograron antes trascender un argumento más propio de una producción de serie «B». En «La niebla» los efectos especiales son como los árboles que no dejan ver el bosque, ya que las criaturas monstruosas que se ocultan en la dichosa neblina despistan, provocando una sensación desconcertante. Tras la pesadilla salida de otra dimensión, y que parece inspirada en Lovecraft, queda una contundente alegoría política. Equivale al método de abstracción surrealista utilizado por el maestro Buñuel en «El ángel exterminador», cuando reflejó los males que atenazan a nuestra civilización. Hay algo que retiene a los habitantes de ese pueblo de Maine en el interior del supermercado donde se han refugiado, pero, en realidad, su encierro es una consecuencia de la falta de diálogo y de transparencia en la información. Son víctimas del desconocimiento y de la manipulación del gobierno, que lleva en secreto sus experimentos más peligrosos. Abandonados a su suerte, se pelean entre ellos por culpa de debates estériles, incitados por el sector extremista que explota el fanatismo religioso y el miedo colectivo. Las amarga conclusión del pesimista Frank Darabont es que, llegados a situaciones límite, los humanos se vuelven esencialmente primitivos e irracionales.
Título orig: `The Mist'. Dr y guionista: Frank Darabont, sobre un relato de Stephen King. Prod: F. Darabont y L. Glotzer. Int: Thomas Jane, Marcia Gay Harden, Toby Jones, Laurie Holden, Andre Braugher, William Sadler, Frances Sternhagen. Género: Terror. 127 m. EEUU, 2007