Georgia prorroga el estado de guerra y denuncia la presencia militar rusa
El presidente georgiano, Mijail Saajashvili, ha prorrogado el estado de guerra tras denunciar el incumplimiento por Moscú del alto el fuego. Rusia, que ha retirado al grueso de sus fuerzas, le ha dado excusas al mantener bajo control incluso el estratégico puerto de Poti y la autopista que cruza Georgia de este a oeste, pero Saajashvili busca, ante todo, blindarse ante las anunciadas protestas a su temeraria acción.
GARA |
Georgia prolongó ayer por dos semanas el estado de guerra tras denunciar que Rusia ha incumplido su compromiso de retirar antes del viernes sus tropas del territorio georgiano a los enclaves irredentos de Osetia del Sur y Abjasia.
El Parlamento georgiano aprobó la petición del presidente, Mijaíl Saajashvili, quien argumentó que la prórroga es «necesaria debido a que las tropas rusas permanecen en Georgia en violación del acuerdo de alto el fuego».
Una vez retirado el grueso de las tropas rusas, Saajashvili afronta unas semanas críticas por el malestar de la población ante el resultado de su temerario ataque a Osetia del Sur desafiando al Oso ruso. El estado de excepción le vendría, en este sentido, de perlas para hacer frente al anuncio de protestas por parte de la oposición.
El Kremlin anunció ayer que sus tropas seguirán controlando la ciudad portuaria de Poti y otras posiciones avanzadas en suelo georgiano. Poti, 30 kilómetros al sur de Abjasia, es el principal puerto comercial de Georgia, en el Mar Negro.
Moscú se escuda para ello en el acuerdo de alto el fuego logrado por mediación del presidente francés, Nicolas Sarkozy. Un acuerdo suficientemente laxo y abierto a interpretaciones sobre la delimitación de las zonas de seguridad cuyo control se reconoce a Rusia.
El Kremlin anunció asimismo su intención de mantener ocho controles cerca de la principal autopista este-oeste de Georgia, concretamente en Natsreti, Karaleti, Perevi, Variani, Natajtevi, Ikoti, en el paso de Jvari y en Kvenatkotsa.
Tbilissi denunció que algunos de estos controles están a más de los 12 kilómetros de distancia con Osetia del Sur estipulados por el acuerdo de alto el fuego.
Justificando su decisión, Moscú acusó a Georgia de preparar nuevos ataques contra Osetia del Sur e informó de movimientos de los servicios secretos georgianos en el centro del país.
«Gracias al tío Sam»
Por lo demás, el grueso de las tropas rusas presentes en Georgia se replegaron a Osetia del Sur y a Abjasia, no sin antes dejar grafittis dirigidos a los estadounidenses: «Gracias, tío Sam por los uniformes regalados a los paracaidistas rusos».
El mensaje, visible en la base militar de Senaki, donde tras la retirada rusa volvía a ondear la bandera georgiana, hacía referencia a los uniformes adquiridos por las tropas rusas, que se hicieron con más equipamiento, como cinco grandes Humvee (High mobility multipurpose wheeled vehicle) pertenecientes al Ejército estadounidense y aprehendidos por los rusos en el puerto de Poti el pasado 19 de agosto.
De vuelta a lo que queda de su base, los soldados georgianos denunciaban la destrucción: «Son unos animales. Si fueran seres humanos no podrían haber hecho este desastre», aseguraba Babi Sanaia, empleada de la base georgiana.
Aunque las tropas regulares rusas habían abandonado Se naki, fuerzas rusas «de mantenimiento de la paz« mantenían el control de los accesos a Poti y de Teklati, en la carretera entre el puerto y Senaki.
Cientos de georgianos se acercaron en manifestación a uno de los puestos de control gritando eslóganes como «Rusos, a casa» y portando una pancarta con el lema «No a la ocupación rusa». Los soldados se mostraban impasibles y seguían con sus labores rutinarias.
Algunos de ellos trataban de «calmar» a los manifestantes kalashnikov en ristre. Tras una hora y después de que varios manifestantes se sacaran fotos con los teléfonos móviles y los soldados rusos al fondo, la concentración se dispersó.
Los ecos de la guerra fría tras la crisis de Georgia amenazan con privar a los astronautas estadounidenses del acceso al espacio al incitar al Congreso a impedir a la NASA comprar vuelos del Soyuz tras la retirada de las naves espaciales propias.
Estas últimas dejarán de volar en octubre de 2010 cuando concluya la construcción de la Estación Espacial Internacional (ISS)
Su sucesora, la cápsula Orion, actualmente en ciernes dentro de un programa de regreso de EEUU a la Luna -bautizado con el nombre de Constelación- no zarpará nunca antes de 2015. Además, y en la medida en que el presupuesto anual de la NASA, 175.000 millones de dólares, es insuficiente, la agencia había decidido alquilar los servicios de Soyuz para acceder a la ISS durante ese período de transición. El Soyuz es el único sistema capaz de llevar a astronautas a la estación y devolverlos a la Tierra.
Pero para ello el Congreso debería votar una excepción a la ley de 2000 que prohíbe a las agencias federales firmar contratos con países que hayan ayudado a Irán o a Corea del Norte en sus respectivos programas nucleares. La oposición a esta triquiñuela legal ha aumentado desde el estallido de la crisis georgiana y las posibilidades de que sea aprobada son cada vez menores Estamos en año electoral y hasta los defensores de la excepción reconocen que es posible que la ISS sea abandonada a su suerte.
Cabría además la posibilidad de que fueran los propios rusos los que se negaran a alquilarla y bloquearan el acceso de EEUU alegando problemas técnicos pero utilizando la Soyuz como palanca geopolítica.
El secretario de Comercio de EEUU, Carlos Gutiérrez, amenaza con excluir a Rusia del G8 y con vetar su anunciado ingreso en la OMC.