«Somos más de 53.000 donantes de sangre y hay relevo generacional»
Iñaki VIGOR |
Jesús María Más Cibrián comenzó a donar sangre hace 34 años, y todavía sigue haciéndolo, pese a que ya está jubilado. La antigua legislación impedía donar sangre una vez cumplidos los 65 años, pero la nueva normativa europea, aprobada en 2005, permite que una persona pueda seguir siendo donante hasta que el médico le aconseje que ya no debe hacerlo. Como presidente de Adona, reconoce que recibir la Medalla de Oro de la Ciudad es todo un orgullo para la gran familia de donantes.
¿Cómo ha acogido la concesión de este galardón?
Ya nos lo comunicaron el pasado año, cuando Adona cumplió el 50 aniversario de su creación. Lo que ocurre es que no se ha hecho hasta ahora por motivos de agenda. La verdad es que todos los miembros de este colectivo nos sentimos muy satisfechos con esta distinción. Aunque somos anónimos y altruistas, estas cosas ayudan para seguir adelante en esta labor. Llámale orgullo o como quieras, pero este reconocimiento nos anima a continuar.
Adona cumplió medio siglo el año pasado. ¿Cuántos donantes han pasado por la asociación en todo este tiempo?
Oficialmente, el 30 de diciembre de 2007 cumplimos 50 años, pero ya se llevaba con esta labor diez años más. Lo que pasa es que los estatutos para su legalización no se hicieron hasta 1957. No se conoce el número de donantes que han pasado por la asociación, pero sí sabemos que en la actualidad estamos entre 53.000 y 56.000. En activo hay unos 25.000, porque el resto han sido dados de baja por jubilación o por enfermedad; pero para nosotros son muy importantes, porque hacen esa labor del boca a boca tan necesaria para conseguir nuevos donantes. Con esas 25.000 personas se cubren las necesidades de la población navarra. Se trata de personas que han donado al menos una vez cada dos años. De ellos, hay entre 14.000 y 16.000 que son los que nosotros llamamos fieles, porque donan todos los meses del año.
¿Y en total, cuántas donaciones de sangre se realizan al año?
El año pasado fueron 30.748, y la media de cada año oscila entre 30.500 y 32.000.
¿Y traducido a litros?
Cada extracción son 450 miligramos, lo que al año supone entre 12.000 y 13.000 litros de sangre. Con esto se cubren las necesidades hospitalarias de todo Navarra y se tiene un poco más para prever cualquier desgracia que pueda ocurrir. Si no se utiliza aquí, se cede a otras comunidades.
Los hospitales privados reciben la sangre gratis, pero luego ellos cobrar por la transfusión. ¿No es un poco contradictorio?
No sé. Una vez que nosotros hemos donado la sangre, no sabemos qué hacen con ella. Yo no tengo ni idea de cómo es el circuito de facturación o de prestación de servicio mutuo, o qué tipo de convenios tienen.
Nafarroa tiene fama de ser una de las regiones del mundo con mayor número porcentual de donantes de sangre.
A nivel mundial no te lo puedo decir, porque el tema de las cifras baila mucho. Pero sí es cierto que a nivel nacional y europeo estamos a la cabeza de donantes por habitante.
¿Y los jóvenes van tomando el relevo a los mayores?
Sí, afortunadamente. Nosotros siempre pedimos que todo el mundo se haga donante, que no tenga miedo a ser generoso. Y no sólo de sangre, sino también de médula, cordón umbilical, córneas, órganos o lo que sea, porque es muy necesario. Esto ayuda a salvar vidas y a que los enfermos tengan mejor calidad de vida. El abanico de donantes de entre 30 y 50 años de edad es el porcentaje más alto de la media en Navarra.
Ha comentado otro tipo de donaciones, además de la sangre. ¿Cuáles cree que son las más necesarias?
Desde Adona vamos a hacer una campaña especial para conseguir donantes de médula ósea, porque hay muchos enfermos con cáncer de sangre y la única solución que tienen es recibir un transplante de médula. Todas las donaciones son necesarias, pero en este momento queremos hacer hincapié en el tema de la médula ósea.
«Pedimos que todo el mundo se haga donante, que no tenga miedo a ser generoso. Ayuda a salvar vidas y a que los enfermos tengan mejor calidad de vida»
«Aunque los donantes somos anónimos y altruistas, la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad nos anima a seguir adelante»