Día para votar qué es lo mejor para la Real, no contra nadie
Joseba ITURRIA
El día de hoy es uno de los más importantes de la historia de la Real, porque los accionistas tienen la oportunidad de votar qué es lo mejor para un club que está al borde de la desaparición.
Si este año no es capaz de generar más ingresos que gastos para poder afrontar en un futuro las deudas que le han llevado a la Ley Concursal está condenado a la liquidación de la sociedad. Cualquier decisión que se tome hoy debe estar orientada hacia evitarla.
A estas alturas pocos en Gipuzkoa creen que Badiola tiene capacidad para lograr un equilibrio presupuestario, y todos asumen que miente con una frecuencia inasumible para una persona de su responsabilidad y en una situación como la actual, en la que es necesario trasmitir credibilidad y llegar a consensos con todos los agentes con los que está enfrentado: jugadores, técnicos, trabajadores, administradores concursales, principales patrocinadores y acreedores... Hoy, probablemente, se confirmará que también lo está con la mayoría accionarial de la sociedad.
A pesar de que todos en Gipuzkoa tienen claro eso -aunque algunos no sean conscientes de que la Real vaya a desaparecer si no hay un cambio- hay personas que con todo su derecho van a votar a favor de Badiola, no porque sean tontos, sino porque les ha dicho lo que querían escuchar, porque se ha puesto en contra de los que ellos están en contra y porque se les ha trasmitido que van a volver a mandar los mismos de antes, algo falso e injusto porque a nadie de los que entraría se le podría responsabilizar de nada de lo anteriormente realizado. Sí a Badiola, con una gestión que ha elevado mucho la deuda en muy poco tiempo.
Y votar hoy a Badiola no es votar contra los «fácticos», sino a su favor. Ellos no han tenido importancia en la Real mientras no había división y los socios y accionistas votaban a sus directivas por unanimidad.
Los problemas han llegado cuando ha habido elecciones y todos, también Iñaki Badiola, buscaron sus apoyos y olvidaron, para convencer a los accionistas, que la Real Sociedad sólo puede gastar lo que genera.
Hoy no sólo está en juego el futuro del club, también su imagen, y sería bueno que los accionistas respeten lo que digan y voten todos los demás.