En una gala celebrada anteanoche en la sede londinense de la masónica Gran Logia Unida de Inglaterra, la prestigiosa revista gastronómica «Restaurant» dio a conocer una lista con los cincuenta mejores establecimientos culinarios del mundo, entre los que volvieron a destacar entre los diez primeros el Mugaritz de Luis Andoni Aduriz y el restaurante de Juan Mari Arzak, quienes repitieron el cuarto y el octavo puesto, respectivamente. El ránking lo ha encabezado, por cuarto año consecutivo, El Bulli de Ferrán Adriá.

Tras la gala, «estoy viviendo un sueño con la distinción a Mugaritz», declaró ayer Aduriz, quien recordó haber entrado en la lista hace cuatro años, en el puesto décimo y, tras avanzar hasta el séptimo al año siguiente, ha repetido en la cuarta posición con que fue catalogado en 2008. El conocido restaurador ha destacado el rigor y prestigio de esta clasificación que se elabora con los votos de un jurado internacional, conocido como la Academia Nespreso de los cincuenta mejores restaurantes del mundo e integrado por más de 800 chefs, establecimientos hosteleros y críticos de cocina.

Para Aduriz, todos estos expertos reconocen «la vanguardia de las tendencias» en cocina y premian apuestas «arriesgadas y dotadas de una gran personalidad, de una identidad muy marcada».

Según Aduriz, quien a sus 37 años ha conseguido que en tan sólo once años su establecimiento goce de un gran prestigio, «además de trabajar con mucha calidad, hay que tener constancia». El Mugaritz, que cuenta con dos estrellas Michelín, se ha convertido en referencia para gourmets: «Estamos en un momento muy dulce, creando escuela con la cocina 'estilo Mugaritz'».

«Hacer feliz a la gente»

Juan Mari Arzak, por su parte, declaró que las claves de su éxito son tan simples como «dar de comer bien a la gente y hacerla feliz desde que entra por la puerta». El donostiarra subrayó que su «`gran lotería' ha sido la de tener a su lado, como mano derecha, a su hija Elena y a un equipo que lleva 20 años dando la vida por su establecimiento», por lo que prefiere hablar de «la cocina de `los Arzak'».

A pesar de tener tres estrellas Michelín y ser uno de los pioneros de la alta cocina vasca, el veterano restaurador se describe como «alguien de lo más normal. Yo soy cocinero -aclara- y, aunque sí creo que he nacido para esto, si soy o no un artista será porque lo dicen los demás».