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NBA

Los Lakers cumplen con la lógica y Orlando elimina a los campeones

Los Angeles Lakers alcanzaron la final de la Conferencia Oeste tras cerrar el expediente ante unos guerreros Houston Rockets que en el séptimo partido hincaron la rodilla ante el rodillo californiano. En el Este, el físico de Orlando pudo con unos devaluados Celtics.

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Izkander FERNÁNDEZ | BILBO

Un favorito fuera, otro dentro. Esa es la tónica que ha marcado el último capítulo de las semifinales de Conferencia de la NBA en 2009. Por un lado, Boston Celtics, claramente perjudicados por la baja de Kevin Garnett, cayeron ante Orlando Magic. Por otro, Los Angeles Lakers lograron el pase a la final del Oeste tras sufrir más de la cuenta ante una plantilla de los Rockets venida a menos tras las lesiones de sus máximas estrellas, 89-70.

Sin Tracy McGrady y sin Yao Ming, los Rockets de Houston se convertían en un equipo previsible, con problemas en la pintura y con dificultades para anotar. Fue la magia de Rick Adelman la que se encargó de dar la vuelta al guión preestablecido y poner a los Lakers, si no contra las cuerdas, sí en apuros. Tras las exhibiciones tejanas del cuarto y el sexto partido, el séptimo era la prueba de fuego definitiva para los nuevos Rockets de Luis Scola y Aaron Brooks.

En Los Angeles esperaban con incertidumbre el encuentro definitivo. Nadie es capaz de explicar a ciencia cierta qué le ocurre a estos Lakers. La prensa le echa la culpa a un Phil Jackson que no suelta prenda, Pau Gasol dice que todo es por culpa de la relajación, el público opina que Gasol es un flojo, y Kobe Bryant dice que es mejor dejar correr los problemas ante la imposibilidad de encontrar una respuesta clara. Vamos, el rosario de la aurora en versión de Hollywood Boulevard.

El primer cuarto, clave

Había una estadística demoledora, quien ganaba el primer cuarto, ganaba la eliminatoria. Y estudiando el devenir de los encuentros, la máxima era clara: quien comenzase arrollando, se llevaría el choque. La moneda giró unas cuantas veces en el aire y terminó mostrando la cara a los californianos.

Los Angeles atacó como equipo, repartiendo tiros, moviendo el balón de dentro a fuera, y buscando la pintura como máximo referente de su ataque. Allí entonó el presente Andrew Bynum. ¡Ya era hora! También Gasol, a quien los mismos que lo llaman «Gasoft» -por su falta de carácter y agresividad- acabaron ovacionando.

La superioridad del juego interior angelino hizo que los Rockets se volcasen en las ayudas a Luis Scola, Chuck Hayes y Carl Landry. Fue un suicidio ya que Trevor Ariza y Derek Fisher esperaban con el gatillo cargado desde fuera de la zona.

Así, los Lakers lograron las primeras ventajas en un abrir y cerrar de ojos. 17-4 en los primeros minutos, con más de medio cuarto sin una canasta en juego por parte de unos atascados Rockets.

Houston trató de aplicarse tras un tiempo muerto de Adelman y logró mantenerse en torno a los 10 puntos casi hasta el descanso, pero los Lakers pusieron la directa y el partido comenzó a morir con cada minuto de juego. La premisa del primero en golpear se volvía a cumplir en el último capítulo.

Ahora, los Lakers se verán las caras con Denver Nuggets, una franquicia sin bajas y con un potente juego interior que, aunque no sea el rival definitivo, sí será la piedra de toque idónea para evaluar las posibilidades reales de ganar el anillo para los de Phil Jackson.

Pies de barro

En la semifinal del Este, Orlando se cargó a los Celtics con claridad, imponiéndose desde el primer minuto y dejando claro que el proyecto de Danny Ainge es un gigante con los pies de barro. Tras la lesión de Kevin Garnett, una de las máximas estrellas y miembro de lo que se ha venido a conocer como el gran tridente de Boston junto a Paul Pierce y Ray Allen, Boston ha parecido un equipo incapaz de renovar su título del año pasado.

Es lo que tiene no tener un proyecto real y sí una cantidad ingente de dinero disponible a la hora de invertir en fichajes de relumbrón.

Orlando Magic es el caso contrario al de los Celtics. Con un proyecto bien definido durante años, supo cómo jugar a su adversario y aprovechando el estado de gracia del alero turco Hidayet Turkoglu y el espectacular físico de Dwight Howard se llevó el séptimo encuentro de la eliminatoria por 101-82. Ahora se enfrentará a unos Cleveland Cavaliers impacientes por volver a la acción tras finiquitar sus dos rondas en cuatro partidos

Cansancio

El cruce entre Boston y Magic estuvo marcado por el desgaste provocado por sus eliminatorias en primera ronda. El físico de los de Florida tiene otra prueba de fuego ante los descansados Cavaliers.

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