Sri Lanka proclama la «derrota total» del LTTE y la muerte de sus dirigentes
El Ejército de Sri Lanka proclamó la «derrota total» de los Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE) y la muerte de sus máximos dirigentes, entre los que estaría el fundador de la guerrilla Velupillai Prabhakaran. El presidente Mahinda Rajapaksa difundirá hoy un mensaje institucional. Sobre el terreno quedan cerca de 250.000 desplazados tamiles en campos de detención y más de 6.000 muertos desde enero.
GARA |
El jefe del Ejército de Sri Lanka, Sarath Fonseka, dio por terminadas las operaciones militares en el norte y este del país contra los Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE). «Hoy -por ayer- hemos culminado la tarea que nos encargó el presidente de liberar al país del terrorismo de los Tigres», declaró.
Fuentes oficiales del Gobierno anunciaron, además, que todos los cuadros dirigentes de la guerrilla tamil han muerto, entre ellos su fundador, Velupillai Prabhakaran, de 54 años. Según la versión gubernamental, falleció en el distrito de Mullivaikal cuando intentaba huir en una ambulancia en compañía del jefe de inteligencia Pottu Amman y Soosai, responsable del comando marítimo del LTTE.
El Departamento de Información del Gobierno envió mensajes de texto a móviles anunciando la muerte de Prabhakaran. Sin embargo, no mostró ninguna imagen de su cadáver, lo que aumentó las dudas sobre la veracidad de la noticia.
Sí lo hizo con el cuerpo de su primogénito, Charles Anthony, de 24 años. Colombo distribuyó su foto entre los medios.
«Intentar escapar era su única oportunidad. Ahora todos están muertos y no hay ningún superviviente en la zona», aseguró el portavoz del Ejército Udaya Nanayakkara. «Es la primera vez que un grupo terrorista ha sido completamente aniquilado por un Gobierno democrático», añadió el ministro de Exteriores, Palitha Kohona.
Un responsable judicial indicó que los cuerpos de los supuestos líderes guerrilleros serán sometidos a un análisis de ADN. El que se presupone que es de Prabhakaran quedó casi calcinado en el incendio de la ambulancia. El encargado de la investigación será el juez Chamari Danansuriya, que ordenó a la Policía científica que proceda a la identificación de los 300 cadáveres encontrados en un minúsculo enclave del noreste de la isla. 40 ya fueron llevados a un hospital gubernamental.
Oslo: «La paz está muy lejos»
Bajo el liderazgo de Prabhakaran, nacido en la norteña península de Jaffna, los Tigres, entre los que impuso una férrea disciplina, llegaron a controlar un tercio de los 65.000 kilómetros cuadrados de Sri Lanka.
En 1972, a los 18 años, fundó los Nuevos Tigres Tamiles (TNT) para luchar contra la discriminación de esta etnia y establecer un estado independiente en el norte y este. En 1976, este movimiento dio paso al LTTE, cuyo emblema es un tigre que grita enfrente de un león, símbolo de la bandera cingalesa.
En las escasas entrevistas que concedió, mostró su fascinación por Alejandro Magno y Napoleón y por los dirigentes indios Subhash Chandra Bose y Bhagat Singh, dos luchadores contra el imperio británico en los que se inspiraba. De él se dice también que siempre llevaba una cápsula de cianuro en el cuello y que fue el primero en utilizar los atentados suicidas como estrategia. Analistas advirtieron que, pese a su supuesta desaparición, las causas que han motivado esta guerra siguen vigentes.
Sri Lanka, antes llamada Ceilán, fue colonia británica desde 1815 a 1948, cuando la etnia cingalesa, el 74% de la población, tomó el poder e impuso una política hegemonista. Los enfrentamientos no tardaron en surgir. A lo largo de estos años, ha habido varios intentos de diálogo, el último auspiciado por Noruega. El ministro noruego para la Ayuda al Desarrollo, Erik Solheim, remarcó que «el conflicto no se soluciona ganando una batalla. Antes de hablar de paz, las autoridades deben demostrar generosidad hacia la población tamil dándoles autonomía y construyendo un Estado que incluya a todo el mundo. La paz está muy lejos todavía».
La izquierda abertzale mostró su solidaridad con el pueblo tamil, al tiempo que denunció el bombardeo de escuelas, hospitales y campos de refugiados y el uso de armamento pesado y de armas químicas por parte del Ejército.
La Unión Europea pidió una «investigación independiente» de las violaciones de los derechos humanos cometidas durante la ofensiva militar e instó a Colombo y al LTTE a iniciar «sin demora un proceso político», a lo que el presidente cingalés se opone.
Tras declarar el final de la guerra, muchos se preguntan qué pasará con desplazados, cuya situación es alarmante. Su huida de la zona de combates no fue en absoluto fácil. La mayoría tuvieron que navegar por zonas pantanosas y cruzar a pie un lago hasta llegar a los puestos de control del Ejército. Su periplo no acabó ahí. Con el argumento de interceptar a supuestos guerrilleros infiltrados entre los huidos, el Gobierno los trasladó a centros de internamiento, donde son interrogados y, por lo general, torturados, según organismos de derechos humanos.
Estos centros, a los que el Gobierno llama de «acogida», están en áreas subdesarrolladas como Vavuniya. «Hace 35 grados. Es un calor húmedo y apenas hay lugares con sombra. Están confinados en pequeñas tiendas de plástico o de lona. Durante el día es imposible estar dentro, pero fuera no tienen dónde cobijarse», explicó a la BBC Tony Senewiratne, director de la organización Hábitat para la Humanidad. Advirtió que se necesitarán al menos dos años para recolocarlos. Roshan Mendis, presidente de la agencia para el desarrollo LEADS, dependiente de Colombo, remarcó que se enfrentan a un reto mayor que el tsunami de 2004.
