Éxito de la expedición al Kangchenjunga
Pasaban, un peldaño más arriba en la carrera de los catorce ochomiles
Miren SÁENZ | DONOSTIA
Edurne Pasaban se ha convertido en la primera mujer en la historia que alcanza la cumbre en una docena de montañas de más de 8.000 metros de altura. La vasca esta vez se ha apuntado el tanto antes que Nives Meroi y Gerlinde Kaltenbrunner, las otras dos aspirantes a completar la lista de los 14 ochomiles, inédita para ninguna alpinista femenina. Ambas siguen con 11.
La tolosarra logró ayer hacer cumbre en el Kangchenjunga, de 8.586 metros, junto a su primo Asier Izagirre, Juanito Oiarzabal y Alex Txikon, mientras el catalán Ferrán Latorre tocó techo un par de horas antes que el resto de los integrantes de la expedición del televisivo «Al Filo de lo imposible».
En un primer momento se mencionó también entre los que alcanzaron la cumbre a Jorge Egotxeaga, pero posteriormente se supo que, aquejado de bronquitis, decidió no arriesgar y esperarles en el campo base.
La expedición coronó en la madrugada de ayer, hacia las 4.45 hora local, la tercera altura del planeta, la primera más alta de India y la segunda del Nepal. El resumen de su trayectoria, comentado en su página web, apunta que a principios de la semana pasada decidieron salir del campo base en busca del Campo I a 6.200 metros de altura. Al día siguiente subieron al Campo II a 6.644 metros, posteriormente al Campo III a 7.200 metros y por último al Campo IV, a 7.700 metros, al que partieron con dos tiendas que usaron a modo de vivac justo antes de iniciar el camino hacia la cima.
Necesitaron entre 14 y 16 horas para sortear el último tramo del recorrido desde el Campo IV. Una evolución que calificaron de «muy lenta, a consecuencia de la extrema dificultad del terreno, principalmente corredores de hielo y tramos rocosos, además de un fuerte viento que sopló durante toda la noche».
Con un «¡Ahora sí! ¡Ya están en cumbre! ¡Confirmado! Todos bien. Inician el descenso», desde el Campo IV Alberto Zerain, miembro de otra expedición, recibía la noticia por boca de un Juanito afónico, que a sus 53 años y entre reality y reality ha sacado tiempo y ganas para mejorar su récord mundial de ascensiones sobre los 8.000 metros. Ya acumula 23.
Zerain narró a través de los micrófonos de «Radio Euskadi» la llegada de los escaladores al Campo IV. El descenso, la parte más complicada, no fue una excepción. El montañero vasco, armado de una botella de oxígeno y algo de té, salió a buscar a sus colegas. Pasadas las ocho de la tarde en Euskal Herria, primero llegaron Latorre y Txikon y después Oiarzabal, con Pasaban e Izagirre en último lugar.
Once años después de su primer contacto con el Himalaya con un intento frustrado al Dhaulagiri (1998) y al Everest (1999 y 2000) -el techo del mundo que conoció a la tercera tras recurrir al oxígeno artificial- la ahora alpinista del Team movistar se ha convertido en el centro de casi todas las miradas. El reto que encumbró para siempre a Reinhold Messner, el primero en completar la lista de gigantes en 1986, y a Jerzy Kukuzcka, un año después, sigue generando una inevitable controversia entre los apasionados a la montaña.
Los amantes de las dificultades extremas no encuentran ningún mérito en expediciones equipadas, por rutas normales, programadas como competiciones y convertidas en productos vendibles lejos del romanticismo y el mérito que históricamente se ha atribuido a la práctica del alpinismo.
Los puristas van más allá y defienden que la gesta del tirolés y el polaco debió de quedarse en ellos, tras la cantidad de hombres y ahora de mujeres que con posterioridad han querido imitarles en condiciones bastante más favorables.
Crampones y tacones
Al contrario que otros, la tolosarra nunca ha negado que el invento es puro marketing. A ella le ha permitido convertirse en profesional, y es la primera en reconocer que necesita vender algo así para interesar a la audiencia. Así lo ven también los menos estrictos para quienes sólo pensar en pernoctar y caminar bajo las gélidas temperaturas y la escasez de oxígeno ya es un gran mérito. Y es que como en otras especialidades, también en esto se puede distinguir entre los genios, los artistas y los obreros.
Aquellos pies que en 2004 compartieron con los de Juanito los cuidados del Hospital Clínico de Zaragoza para recuperarse de las congelaciones sufridas en el K2 han pasado de las páginas deportivas a las revistas de moda, subidos en unos tacones de vértigo para compartir portada con algunas de las vips españolas del momento. Deportista mediática y accesible, acepta las reglas del juego e incluso a veces disfruta de ellas. Desde aquellas imágenes de Pasaban con sus extremidades a remojo en el campo base del Everest para impedir más complicaciones en sus congelaciones a una reciente extendiendo la bandera del Centenario de la Real, la tolosarra ha aprendido a moverse en el suelo y en las alturas.
Sensata, en alguna ocasión ha demostrado la inteligencia necesaria para darse la vuelta aunque luego se haya arrepentido. También ha visto la tragedia de cerca. Gajes de este oficio, en el que ella ha sabido rodearse de buenos escaladores que han contribuido a su éxito convertida ya en la protagonista principal. La aventura en el Himalaya le ha proporcionado una popularidad que aceptan gustosos sus patrocinadores. Siempre agradecida, durante años, a su regreso de sus expediciones en cada rueda de prensa de rigor, jamás olvidaba a sus sponsors. Kanchenjunga, traducida por Wilkipedia como «cinco tesoros de la nieve», en alusión a los cinco picos que contiene, ha supuesto un nuevo premio para la guipuzcoana, aunque no para Nives Meroi, de 47 años, que en la misma montaña se dio la vuelta. La italiana no recurre a sherpas de altura y le basta su pareja Romano Benet como único compañero de cordada, aunque esta vez la primavera no les ha sido favorable.
Así va la carrera
En abril abandonaron su intento a la cara sur del Annapurna y ahora han tenido que darse la vuelta en el terreno que ha sonreído a Pasaban. A la italiana por tanto le faltarían esas dos y el Makalu. Gerlinde anda estos días entre el Lhotse y el Everest. Si los consigue, para completar el círculo le faltaría el temible K-2. Esta austríaca de 38 años, amiga de Pasaban, dejó la enfermería por las cumbres. Ha firmado sus once colosos junto a su marido Dujmovits y el japonés Takeuchi. Un trío de oro.
A Edurne, si no hay cambio de planes como en otras ocasiones, en otoño le espera el Shisha Pangma y para la primavera de 2010 ha dejado el peligroso Annapurna. Después le gustaría repetir el Everest sin oxígeno, pero sobre todo ser madre, «mi decimoquinto ochomil».
También en el Kangchenjunga se encuentran la coreana Eun-Sun Oh, con ocho ochomiles, y la polaca Kinga Baranowska, que aún sin confirmar pudo conquistar ayer tras Pasaban su sexto gigante.
Juanito Oiarzabal, el primer vasco en completar la lista de los 14 ochomiles, sigue aumentando su particular récord de ascensos. El veterano alavés consiguió junto a Edurne su ochomil número 23.
Nombre: Edurne
Apellidos: Pasaban Lizarribar
Fecha de nacimiento: 1 de agosto de 1973.
Lugar: Tolosa.
Estudios: Licenciada en Ingeniería Técnica Industrial y MBA por la Business School de ESADE en Barcelona. Ocupaciones: Regentó un agroturismo en Zizurkil. Además, continúa colaborando con la Business School ESADE y ejerce de consultora y conferenciante para empresas en el ámbito de la motivación y trabajo en equipo.