Garikoitz Bravo espera recuperar su mejor golpe de pedal a partir de junio. Hasta ahora se ha visto limitado por tres meses de prácticas, aunque ha cosechado buenos resultados. El año pasado fue el mejor debutante y en 2009 ya ha ofrecido destellos de la calidad que atesora, a pesar de levantarse a las cinco de la mañana, trabajar siete horas y entrenar por la tarde. «Se hace duro», reconoce el corredor del Caja Rural.

A finales de mes cumplirá, por fin, con las prácticas y tendrá un título en el bolsillo, un módulo de electrónica, sin duda, su primera victoria.

El día a día de Bravo es «muy duro». Según nos relata, se levanta a las 5 de la mañana y a las 6 entra a trabajar en una empresa de Ordizia. Son siete horas, de las que entre dos y tres tiene que estar de pie. «He pasado momentos malos», reconoce.

«Quieras o no el trabajo repercute en los entrenamientos y el cuerpo, sobre todo en las piernas», afirma.

Ha logrado buenos resultados, segundo en Gorla, tercero en Lizartza, Laukiz y Balmaseda y cuarto en Urraki. «No me quejo, respecto al año pasado creo que me encuentro mejor».

Llegó al Caja Rural del extinto Azpiru-Ugarte y en el equipo navarro se ha encontrado con Iñaki Juanikorena de director. «Estoy aprendiendo mucho de él, sobre todo a leer las carreras, tanto en las escapadas como en el pelotón, y a gastar menos energía. Estoy muy a gusto en el equipo», destaca.

Destaca el nivel de sus compañeros. «El rendimiento es muy bueno. Hay una plantilla de calidad pero sobre todo tenemos unos buenos preparadores y dietistas, y les hacemos caso. Trabajamos bien», señala.

El fin de semana disputará el Campeonato de Gipuzkoa en Aizarnazabal, el sábado, y sus próximas vueltas son Bira y Madrid. De entre los sub 23, destaca a Pedrosa, Landa, Izagirre, Ibarguren y a Rubén García.

Asegura que prefiere las carreras del Euskaldun y Sub 23 a las del Lehendakari. «Me encuentro mejor, tienen más nivel y me gustan más». Asimismo, se decanta por las pruebas de un día más que por las vueltas.

Reconoce que en su fichaje por Caja Rural tuvo mucho que ver que sea un equipo convenido con la Fundación Euskadi. «Pasé con el objetivo de dar el salto a Orbea», reconoce. «Esa es mi ilusión y hay que ganarse el puesto», apunta. El ciclista guipuzcoano es uno de los controlados desde Derio, y ha pasado varias analíticas y pruebas de esfuerzo.