El dichoso «cambio» ya ha llegado a EiTB de la mano de PSOE y PP con la elección de Alberto Surio como sustituto de Andoni Ortuzar. La polémica está, pues, servida.

En los medios del Grupo Correo editorializaban ayer para aplaudir a su empleado en excedencia y los del Grupo Noticias para manifestar sus recelos. Los primeros del primero y los segundos del segundo.

Según «El Correo Español» y «El Diario Vasco», «la trayectoria de Alberto Surio ofrece las mejores garantías para que, bajo su gestión, los medios dependientes de EITB contribuyan a enriquecer a una sociedad vasca cuya pluralidad constituye su seña principal de identidad». Lo de la «pluralidad» merecerá, a continuación, un leve pero trascendental matiz: «junto a la necesaria adecuación de la línea informativa y editorial de los medios del Ente a su naturaleza pública, evitando sesgos o visiones de la realidad que afecten negativamente a la diversidad de opiniones o a la dignidad de las personas violentadas por la injusticia extrema que es el terrorismo». ¿Saben en qué se traduce eso? Esperen un poquito.

Desde la otra orilla, «Noticias de Gipuzkoa» y «Diario de Noticias» advertían que «el nombramiento de Surio es consecuencia de un acuerdo entre el PSE y el PP, y a nadie se le oculta que por parte de los populares había un especial empeño por entrar a saco en relación a contenidos, logos y personas. Y habría que ser demasiado ingenuo para creer que el PP no iba a cobrarse en carne el apoyo al relevo». Más aún: «habría que ser, también, demasiado ingenuo, para creer que Ferraz -Rubalcaba, más concretamente- no iba a aprovechar la proximidad ideológica del candidato para colar algún peón». ¡Vaya panorama!

Conceden a Surio el lábel de «calidad periodística», pero también le grapan un matiz: «Pero tampoco se pone en duda su decidido apoyo al nuevo Ejecutivo propiciado por la aritmética de las urnas (...). Otra cosa será su capacidad de gestión (...). En cualquier caso, si es capaz de elegir un buen equipo no cabe duda de que sus carencias de gestión estarán paliadas. Preocupan, y mucho, las exigencias que le hayan sido aceptadas al PP como cuota por su apoyo parlamentario. Exigencias que no sólo implican a personas nombradas o apartadas, sino a contenidos y al respeto de todas las ideologías y todas las opciones políticas». ¿A todas? Ya lo veremos.