Jamenei afirma que «el pueblo ya eligió al que quería» como presidente de Irán
Tras una semana de manifestaciones diarias contra los resultados electorales, el guía supremo de Irán, Ali Jamenei, escenificó ayer un puñetazo encima de la mesa y retó a sus promotores a desmovilizar a sus seguidores o desafiar directamente al sistema de poder en la República Islámica. Jamenei no dudó en agitar el fantasma de un recrudecimiento de la violencia e hizo a los convocantes responsables «de la sangre que se pueda derramar en las calles».
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El guía supremo, Ali Jamenei, señaló que «el pueblo ya eligió al que quería» como presidente de Irán y exigió el final de las protestas contra la reelección de Mahmud Ahmedineyad.
«El pulso en las calles es un error y quiero que se le ponga fin», exigió el ayatolah durante su oración del viernes ante decenas de miles de seguidores en la Universidad de Teherán.
Jamenei lanzó una advertencia directamente a los promotores de las protestas. «Los responsables políticos que tienen influencia sobre el pueblo deberían controlar su comportamiento. Si actúan de forma extremista, ese extremismo llega- rá a un punto de no retorno (...) Ellos serán los responsables de la sangre, la violencia y el caos», insistió.
La máxima autoridad estatal de la República Islámica rechazó tajantemente la posibilidad de un fraude al confirmar que «el presidente fue elegido con 24 millones de votos».
«Los mecanismos electorales de nuestro país no permiten que pueda haber una manipulación de hasta 11 millones de votos», recordó, en referencia a la distancia que sacó Ahmedineyad a su principal rival, Mir-Hussein Musavi.
Tras recordar que cualquier duda sobre los resultados debe ser examinada por los medios legales establecidos, Jamenei negó que se hubiera implicado personalmente en la campaña electoral y aseguró que «mis preferencias y las de la población no han coincidido».
Eso sí, no ocultó su buena opinión respecto a Ahmedineyad, cuyas «opiniones son más cercanas a las mías», aunque no eludió criticarle por haber acusado en pleno debate electoral por corrupción al ex presidente Akbar Hachemi Rafsanyani, quien apoyó sin ambages y con dinero e influencias a Mir-Hussein Musavi.
«Tour de force»
El discurso de Ali Jamenei, que fue saludado por la multitud con eslóganes como «Alá es grande», «Jamenei es el líder» y las tradicionales consignas contra EEUU e Israel, ha sido interpretado como una seria advertencia a Musavi -«a los que mandan salir a la calle porque no han logrado los votos suficientes»- para que acepte el resultado del escrutinio o se arriesgue a una guerra abierta con el poder en la República Islámica.
El candidato conservador -liberal converso- presentado por Occidente como «reformista» no ha dudado en desafiar estos días la autoridad del ayatolah.
Jamenei saludó el sábado los resultados como «una gran fiesta de participación». Musavi denunció los resultados.
El ayatolah le instó el domingo a recurrir sólamente por los cauces legales y el hoy opositor hizo acto de aparición un día después en una manifestación de protesta en Teherán.
En esta línea, cuando Ali Jamenei señaló el martes, en un intento conciliador, que si era necesario podría realizarse un recuento parcial, Musavi replicó horas después exigiendo la anulación total de los comicios.
Protestas diarias
Las manifestaciones opositoras se han sucedido ininterrumpídamente durante toda la semana, y la consigna opositora desde los sangrientos enfrenta- mientos del lunes ha sido la de hacer marchas silenciosas y disolverlas a la llegada de la noche. No obstante, la advertencia lanzada ayer por el guía supremo Jamenei es clara al atribuir a los convocantes la responsabilidad de lo que pueda ocurrir si se mantiene el pulso.
Como muestra, el gobernador de Teherán advirtió ayer de que la manifestación convocada para hoy, y a la que tienen previsto asistir Mir-Hussein Musavi y el ex presidente reformista Mohamed Jatami, ha sido prohibida, igual que las anteriores.
Amnistía Internacional cifró en 15 los muertos en las manifestaciones en Teherán aunque matizó que «varias de estas muertes están por confirmar». Según la versión oficial, las muertes se registraron en un intento de asalto de un cuartel de la milicia oficial bassidj.
La inusual -por templada- reacción del presidente de EEUU, Barack Obama, le ha costado críticas por parte de su rival en las presidenciales, John McCain, quien le acusó de haber abandonado «los principios fundamentales» de EEUU.
A lo largo de su alocución, Ali Jamenei no obvió duras críticas contra los países occidentales, especialmente los europeos, por su actitud en torno a la crisis postelectoral iraní.
«Los diplomáticos de muchos países occidentales que nos hablaban hasta ahora con un lenguaje diplomático han mostrado su verdadero rostro, en especial el Gobierno británico», denunció el guía supremo, quien criticó sus «intentos de convertir en un fracaso la victoria del pueblo iraní en las elecciones y de provocar inquietud entre los musulmanes».
El Gobierno británico reaccionó airado y convocó al embajador iraní en Londres para protestar por estas declaraciones. El premier británico, Gordon Brown, recordó que «no somos el único país que muestra su preocupación por la situación». El líder de un Gobierno que colaboró con la invasión de Irak no dudó en justificar sus críticas presentando a su país como «adalid» de la defensa de los derechos humanos frente a la represión, la violencia y la censura a los medios de comunicación. Como no podía ser menos, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, no le fue a la zaga y tras alabar en casa ajena lo que hostiga en la propia -la protesta política-, instó al Gobierno iraní a «no cometer un error irreparable».
Sarkozy fue más allá y no dudó en calificar los resultados electorales en Irán como «incoherentes» para reivindicar inmediatamente la «coherencia» de Europa para no callar. La cumbre de la UE instó a Teherán a respetar el derecho de manifestación.
El Congreso de EEUU estudia una resolución bipartidista de apoyo a la oposición iraní. GARA