Txetxu Aurrekoetxea | Erandio
De agendas y protocolos; recordemos la historia
Algunos que tenemos una perspectiva histórica, es decir, algunos años encima, hemos conocido y sufrido desplantes más sangrantes que la «espantada» de Isabel Celaá a la ikastola Eguzkibegi de Galdakao y a todos los euskaltzales
Es totalmente cierto, que la nueva consejera de Educación, o el partido al que representa, no ha estado acertada al no acudir a la inauguración del Ibilaldia, celebrado recientemente en Galdakao, dado que la distancia crono y kilométrica hacían posible su participación.
9,30 horas de la mañana, aurresku de honor, corte de la cinta dando apertura al circuito, discurso de salutación de veinte minutos de duración, saludos a los organizadores y organizadoras, besos incluidos. Tiempo total transcurrido: escasamente una hora. Es decir, a las 10,30 horas, hubiera podido estar libre de responsabilidades «ikastoleras».
A esa hora, salida en el coche oficial desde Galdakao hasta Barakaldo, con una llegada aproximada a las 11 horas, tiempo más que suficiente para estar a las puertas del BEC y poder saludar a cuantos compañeros y compañeras, de aquí y de allá. Dado que no tengo duda alguna, debido a su cargo institucional y de partido, de que tenía que estar presente también en los actos de la «Fiesta de la rosa».
Se demuestra fehacientemente que ambos actos, importantes e institucionales, se podían haber compatibilizado sin problema ninguno. Por tanto, el error habrá que colocarlo en el debe de la consejera -¿o quizá en la de su partido?-.
Tengo que decir que, conociéndola como creo que la conozco -ya que fueron varios años de colaboración en el Instituto de Erandio, ella como directora y yo como presidente de la Asociación de Padres de Alumnos y posteriormente en la negociación de la transformación pública de la Ikastola Altzaga, ya ella como viceconsejera de Educación-, me ha extrañado mucho su proceder y estimo ha sido una oportunidad perdida, una verdadera pena.
Pero lo que me ha hecho coger el bolígrafo y escribir este comentario no ha sido este hecho en sí, sino la postura de determinado partido político, que a través de unos y otros muestra que no tiene ningún respeto con nuestras propias instituciones, las que los vascos y las vascas nos hemos dado. Es el caso de la Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia, institución que marca y establece todas las directrices, entre ellas las ortográficas, del idioma nacional, el euskara.
Y ¿por qué digo todo esto? Algunos que tenemos una perspectiva histórica, es decir, algunos años encima, hemos conocido y sufrido desplantes más sangrantes que la «espantada» de Isabel Celaá a la ikastola Eguzkibegi de Galdakao y a todos los euskaltzales.
Era tradicional, que el lehendakari, en aquella época del comienzo de nuestra institucionalización, acudiese a las inauguraciones de las ikastolas, que con tanto esfuerzo de padres-madres y maixus-andereños se iban construyendo.
Día 24 de enero de 1982, inauguración de la Ikastola Altzaga en Erandio. Son invitados al acto, como no podía ser de otra forma, el lehendakari y el consejero de Educación.
Sr. Zetazale, ¿recuerda que ocurrió, en este acto tan esperado? Que ni el Lehendakari ni el consejero de Educación acudieron a la inauguración, y no porque su agenda de trabajo no se lo permitiera. No vinieron al acto porque boicotearon la inauguración, por un mandato, de la Junta Municipal, que con solo un voto en contra adoptó tal decisión.
Bien es verdad, que la efeméride algunos la recordamos todavía con verdadera emoción, dado que el acto fue brillantísimo y estuvimos rodeados de personas importantes como Xavier Retegi, entonces viceconsejero de Educación del Gobierno Vasco, y Santi Brouard, representante del Ayuntamiento de Bilbo, ya que en aquella época Erandio todavía no había recuperado su municipalidad, arrebatada por sendas dictaduras, de Miguel Primo de Ribera y Franco, en 1924 y 1940.
«Goian ez dezazun txistua bota busti ahal zarelako».