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«Los medios de comunicación, incluidos los serios, no saben qué hacer con las lesbianas»

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Beatriz Gimeno
Autora de «La construcción de la lesbiana perversa»

Escritora y ex presidenta de la Federación estatal de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales, esta madrileña (1962) presentó ayer en la capital donostiarra su último libro (Edit. Geisa), que analiza la imagen de «lesbiana perversa» que la prensa escrita estatal trasladó entre 1999 y 2006 sobre la persona de Dolores Vázquez, a la que se acusó de la muerte de la joven Rocío Wanninkhof.

Joseba VIVANCO

Esta veterana activista del movimiento lésbico analiza la actitud de los medios de comunicación ante esta orientación sexual, pero también opina sobre la actitud que adoptan lesbianas con proyección mediàtica.

¿Un libro que hacía falta?

Creo que sí, sobre todo porque el libro demuestra cómo en este caso los medios jugaron un papel fundamental en que, finalmente, se pudiera condenar a una inocente como culpable de asesinato. Y sin el retrato que hicieron los medios de Dolores Vázquez no hubiera ocurrido. Por eso era necesario denunciar cómo los medios, muchas veces, funcionan transmitiendo una ideología, en este caso, homófoba.

Usted toma un caso concreto de una realidad mediática igualmente hostil para cualquier lesbiana.

Yo comparo este caso con el `caso Arni', después del cual hubo un cambio en cómo los medios informaron sobre la homosexualidad masculina. Pero en el caso de las lesbianas no ha habido este cambio y se sigue informando de la misma manera.

¿No ha cambiado nada en los últimos años?

Lo que es evidente es que la invisibilidad sigue siendo una de las maneras de `representar' a las lesbianas. Eso sigue siendo exactamente igual. Hace poco hemos tenido el caso de una lesbiana que murió en el accidente de Hispanair, medianamente conocida, casada con otra mujer, y cómo en los medios se silenció y su mujer pasó a ser «amiga íntima». Esto sigue pasando. Por una parte, se sigue invisibilizando a las lesbianas y, por otra, cuando tienen que decir algo o aparecen en sitios como un ``Gran hermano'' lo hacen como mónstruos o mujeres masculinizadas, deshumanizándolas. Los medios de comunicación, los que se dicen «serios», siguen sin saber qué hacer con las lesbianas.

¿Hace un favor la aparición de lesbianas en reality shows?

Yo siempre digo que una visibilidad mala, mejor que ninguna visibilidad. Es mi opinión como activista. El principal problema es cuando no existimos, porque difícilmente se puede reclamar ninguna presencia porque no estás. Es como cuando te preguntaban si la aparición de Boris Izagirre era buena o mala para el colectivo gay. Insisto en que es mejor que aparezca, otra cosa es cómo se gestionan esas apariciones o qué representaciones del lesbianismo tienen acceso a los medios y cuáles no.

La diferencia en la visibilidad de gays y lesbianas, ¿radica en el hecho de ser mujeres?

Somos mujeres y eso ya implica todo, en este ámbito y en cualquier ámbito. Se podría resumir en que ahí está la clave, aunque con matizaciones, pero sí es verdad que respecto a los gays, nosotras somos mujeres, más discriminadas y menos visibles....

Hablaba usted de Boris Izagirre. ¿Otro hándicap más puede ser la falta de referentes mediáticos o públicos por parte de las lesbianas?

Es la pescadilla que se muerde la cola. Si no se nos representa, si no salimos, no hay referentes. Pero el problema no es que no los haya, sino que se impide que los haya. Hay muchas mujeres públicas que podrían hacer pública su condición de lesbiana, pero también es verdad que aunque queramos salir del armario, no nos dejan. Incluso muchas veces te vuelven a meter al armario a la fuerza.

Por cierto, ¿hasta qué punto la invitación a hacerse visible a lesbianas con poder mediático debe ser una decisión personal o debe ser una exigencia?

Yo respeto el ámbito de libertad de cada una, pero sí que lo considero una exigencia ética. Es decir, yo no voy a sacar a nadie del armario, pero estoy en el derecho de exigir que salgan aquellas personas que tienen una posición pública. Si no lo hacen, tengo el derecho a pensar que son personas que no merecen mi confianza, por ejemplo, si estuviésemos hablando de políticas. Ante mujeres en el mundo que son asesinadas, violadas, discriminadas, creo que aquéllas que podemos, debemos.

 

el armario

«Yo no voy a sacar a nadie del armario, pero estoy en el derecho de exigir que salgan de él aquellas personas que tienen una posición pública»

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