No debieron darle el «Perretxiko de plata» al vicepresidente del Athletic, Joseba Intxaurraga, en su visita a Urduña, sino el «Bongui de argenta», más acorde a las delirantes declaraciones que realizó respecto a Osasuna y Alavés.

La mano derecha de García Macua -sería bueno saber si coincide con su lugarteniente- se despachó a gusto asegurando que el descenso de los rojillos hubiera sido favorable para los intereses rojiblancos porque «objetiva- mente nos hubiera venido bien para trabajar con mayor facilidad en la cantera navarra».

Tampoco tuvo reparos para ser políticamente incorrecto con el Alavés. «No se portó bien con nosotros cuando quisimos fichar a Morgado y cuando lo intentamos con Óscar de Marcos», criticó.

Flaco favor en pro de la perentoria revitalización en su conjunto del fútbol vasco -en horas muy bajas de todos sus principales representantes, por cierto- las declaraciones de Intxaurraga, con un rancio tufillo a futbolitis imperialista, tendencia esta última que no goza precisamente de mucho favor por estos pagos.

Entiendo que la altura de una entidad centenaria como es el Athletic está muy por encima de este señor, aunque la vice- rrepresente. Sus desacertadas palabras no hacen sino elevar el nivel de enemistad hacia una escuadra a la que, por el hecho de ser de nuestro país, muchos aficionados animaron en la última final copera, aun siendo hinchas de otros equipos.

Y arrojan todavía más gasolina a un incendio que se reactiva periódicamente en su más lamentable expresión con trifulcas callejeras organizadas entre aficiones y de las que muchos encorbatados directivos son responsables. Marchando un buen tirón de orejas para el señor Intxaurraga.