El próximo jueves se celebrará un juicio contra los tres detenidos tras la carga policial contra el encierro de la villavesa para quienes el fiscal pide 20 meses de prisión. Los encausados son tres jóvenes de entre 19 y 22 años (un mexicano, una vecina de Iruñea y un madrileño) que aseguran haber sido golpeados por los agentes de la Policía Municipal con actitud xenófoba.

El joven mexicano, que tiene familia en Iruñea, relata en su declaración que los agentes le dijeron que se fuera «a su puto país» a hacer esas cosas. Por su parte, el madrileño (un punky que vino a sanfermines para ayudar a un amigo que tenía un puesto de bisutería en la Taconera) declaró que recibió una paliza en la calle San Nicolás y que los policías le dijeron: «Te vas a cagar, punky de mierda, te vas a comer tú el marrón por llevar esas pintas». De hecho, en la documentación judicial sobre el caso se indica que los policías le ofrecieron, a raíz de sus lesiones, «si quería ser visto por un médico forense» y acudir al hospital en calidad de detenido. Ahora bien, según relata el joven, le advirtieron de que si acudía al centro hospitalario «se alargaría todo bastante, igual dos o tres días».

Los tres fueron arrestados sobre las 8.15 de la mañana tras una violenta carga policial y permanecieron en dependencias policiales hasta el día 16 pasadas las tres de la tarde, después de un juicio rápido. En esa ocasión, el fiscal pedía para ellos un año de cárcel, que quedaría reducido a ocho meses si aceptaban la sentencia. Todos se declararon inocentes. Ahora, y sin que la Fiscalía haya variado los cargos que se les imputan, piden para ellos 20 meses.

Violento final

Los hechos acontecieron en la mañana del día 15 de julio, al término del popular encierro de la villavesa. Un acto con mucho humor en el que los jóvenes de Iruñea corren por el trazado del encierro perseguidos por un ciclista vestido con un maillot amarillo. Una vez concluido el encierro, muchos de los participantes se pusieron a correr delante de uno de los autobuses urbanos de Iruñea (conocidos como villavesas), al igual que se venía haciendo desde mediados de los ochenta, antes de que el Ayuntamiento retirara la línea de autobús número 6. En ese momento, llegaron varias furgonetas de la Policía Municipal, de las que salieron los agentes ataviados de antidisturbios y cargaron. La multitud huyó del lugar, aunque algunos de los corredores respondieron lanzando botellas de vidrio a los agentes.