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La crisis llega incluso a los pubs británicos: 52 tabernas desaparecen cada semana a causa de la recesión

Nada ni nadie escapa a la mayor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial, ni siquiera uno de los más tradicionales iconos británicos: los pubs, sólo comparables en solera y ambiente a los de la vecina isla esmeralda. Son muchos, demasiados, los que han bajado la persiana en lo que llevamos de año, y las expectativas no son nada halagüeñas.

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Ni las ansiadas pintas de cerveza ni los ya clásicos fish & chips, ni el incomparable ambiente que ofrecen estos bares a parroquianos habituales o visitantes que llegan de paso, han sido capaces de hacer frente a las consecuencias de la crisis económica global y la consiguiente caída en el consumo, que ha causado que la tasa de cierre de estos locales sea en estos momentos la mayor desde que la Asociación Británica de Pubs y Cerveza (BBPA) comenzara a elaborar estadísticas al respecto, en 1990.

Según indica esta asociación, el número de establecimientos condenados a cerrar se ha triplicado en el último semestre ante la falta de clientes. Así, desde el pasado mes de enero han desaparecido 52 pubs a la semana, una tasa de destrucción tres veces superior a la del mismo periodo de 2008, y que ha elevado hasta 24.000 el número de puestos de trabajo perdidos en apenas doce meses. En total, existen actualmente 53.466 pubs a lo largo y ancho del Reino Unido, 2.377 menos que hace un año.

En áreas residenciales, más afectados

La encuesta realizada por la BBPA revela que las tabernas situadas en las zonas residenciales se han visto más afectadas por la recesión que las situadas en los centros urbanos, donde la clientela ha mantenido una mayor fidelidad, y añade que los establecimientos que ofrecen comida, además de bebida, han demostrado tener un punto mayor de resistencia a la caída de la demanda.

«Le recesión está poniendo a prueba a los pubs británicos», afirma el consejero delegado de BBPA, David Long, que a continuación acusa al Gobierno de Gordon Brown de añadir mayor presión a la industria hostelera mediante la subida de tasas sobre las bebidas alcohólicas.

Según las cifras que aporta esta asociación, los dos últimos presupuestos del Estado han incrementado un 20% la tasa impositiva sobre el alcohol, lo que en términos absolutos ha supuesto cerca de 600 millones de libras -851 millones de euros- de más a la factura impositiva de los bares.

«El Gobierno debería considerar a los pubs como activos de la comunidad, ya que no sólo favorecen la cohesión social, sino que proporcionan beneficios al Estado en cuanto a la recaudación de impuestos», sostiene Long en defensa de su sector.

Asimismo, señala que los despidos que se están produciendo en el mundo de la hostelería le cuestan al país 1,,5 millones de libras -2,12 millones de euros- a la semana en el pago de la prestación por desempleo.

Lo cierto es que en los últimos años, los pubs británicos, auténticos puntos de encuentro y socialización, han sufrido diferentes embates que han puesto en entredicho el futuro, quizá no de todos los establecimientos, pero sí de muchos de ellos.

Primero fue la limitación de los horarios de cierre -y el repicar de la famosa campanilla que lo anunciaba-, que obligó a muchos clientes a desfilar hacia sus casas antes de lo que acostumbraban. Y luego llegó la prohibición de fumar en el interior de los locales. Por motivo de esta norma, durante 2007 cerca de 1.500 pubs cerraron sus puertas. Muchas personas que solían quedar en los bares después del trabajo para tomarse una cerveza y relajarse tras la jornada laboral decidieron apostar por otras alternativas al pasar los pubs a ser zonas libres de humo. El elevado precio de la cerveza tampoco ha ayudado, y hoy se consume un tercio de la espumosa bebida de lo que se hacía en 1979.

Un conocido dicho afirma que «los pubs son el pasatiempo nacional británico», pero a este ritmo, ese pasatiempo puede entrar pronto en estado terminal.

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