CRÓNICA Salud laboral
Las altas temperaturas disparan los riesgos de los golpes de calor en el trabajo
Las altas temperaturas disparan el riesgo de padecer un golpe de calor en sectores especialmente expuestos. El peligro es tal, que en latitudes más calurosas que la nuestra a modo de prevención se propone incluso hacer uso de un kit que mide la temperatura corporal, porque bastan 15 minutos por encima de los 39,4 grados para acabar con daños serios.
GARA
Euskal Herria no presenta las altas temperaturas propias de otros lugares, en los que el estrés térmico y los golpes de calor representan un riesgo nada desdeñable. No obstante, en momentos puntuales -como estos días- el calor azota nuestra geografía y en algunos puntos lo hace hasta disparar los termómetros a límites que conviene tener en cuenta, porque las consecuencias pueden ser serias.
Conviene recordar que el golpe de calor o insolación se produce por una elevación de la temperatura corporal por encima de lo normal -entre los 39,4 y 41 grados centígrados- durante períodos de 10 a 15 minutos, y en ese corto espacio de tiempo se pueden llegar a producir graves daños, ya que muchos órganos corporales dejan de funcionar correctamente. El más sensible es el cerébro, aunque también los riñones pueden resultar muy afectados.
Si bien los niños pequeños y las personas mayores son los colectivos más sensibles a exposiciones a altas temperaturas, los expertos citan entre los grupos de riesgo, junto a los deportistas, a los trabajadores, especialmente los que laboran expuestos a pleno sol o realizan tareas de sobreesfuerzo corporal. Además, hay actividades que por desarrollarse entre maquinaria que desprende calor, también resultan peligrosas.
De hecho, en espacios de trabajo y zonas geográficas donde las altas temperaturas rozan límites peligrosos, los sindicatos activan campañas para prevenir lo que se conoce como «estrés térmico», porque está constatado que en esas condiciones aumenta la probabilidad de que se produzcan accidentes laborales, se agravan las enfermedades previas e incluso pueden provocarse dolencias relacionadas con el calor.
Con destino a sectores como Construcción, Madera y Afines, CCOO ha lanzado recientemente una campaña para prevenir el estrés térmico y los golpes de calor en el Estado español, porque según subraya, en algunas latitudes los índices de mortalidad por estas situaciones llegan al 80%.
No se considera accidente
Según la misma central sindical, el golpe de calor no se considera accidente laboral, por lo que no hay registros estadísticos fiables y es difícil trabajar en programas de prevención.
En cualquier caso, los síntomas y las recomendaciones para los trabajadores no hacen distinción geográfica, porque en determinadas circunstancias por puntuales que sean, cualquiera puede estar expuesto a un golpe de calor.
Los expertos resaltan que «el estrés térmico por calor es una acumulación excesiva de calor corporal derivado de las condiciones ambientales en las que se trabaja, del tipo de trabajo físico que se realiza y de la ropa que se utilice. Entre los síntomas más comunes, destacan la piel seca, enrojecida y muy caliente , la falta de sudoración, la irritación, la fatiga o la ausencia de producción de orina, aunque también hay que prestar atención ante la aparición de calambres musculares, dolor de cabeza, naúseas y vómitos, o síntomas de debilidad, vértigo y desmayo.
Siguiendo los consejos médicos, se recomienda que en cuanto aparezcan los síntomas, el trabajador se traslade a un lugar fresco, que se enfríe su cuerpo con un trapo húmedo, pero nunca echándole agua directamente y si está consciente, ayuda beber líquidos -mejor si son zumos o bebidas isotónicas- sin prescindir de la exploración médica.
Para prevenir y evitar los golpes de calor, se aconseja no trabajar en solitario, beber periódicamente líquidos con sales y azúcares aun sin sed, utilizar ropa amlplia y ligera, a ser posible de colores claros y con tejidos permeables al aire y al vapor.
Recomiendan, asimismo, evitar las comidas copiosas, las bebidas alcohólicas o con cafeína o eitar la exposición directa de la piel al sol, sobre todo de 12.00 a 16.00 horas. También están contraindicados los cambios bruscos de temperatura, con especial atención a los descansos en instalaciones climatizadas. La recomendación más efectiva, según resalta CCOO, es instaurar la jornada continua durante los periodos de mayores temperaturas, desde las 7.00 hasta las 14.00 o 15.00 horas.