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Descubren una necrópolis medieval en San Miguel de Aralar

El hallazgo de tumbas medievales es el principal resultado de los primeros sondeos realizado en el santuario de Aralar. El hecho de encontrar una necrópolis en un lugar del que no se conoce ocupación invita a nuevas excavaciones para desenterrar el significado del lugar.

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Itziar AMESTOY | GASTEIZ

Las campañas de excavaciones estivales suelen arrojar luz sobre la historia de diferentes rincones de Euskal Herria. Aún quedan, además, lugares en los que no se han llevado a cabo ningún tipo de trabajo arqueológico. Así ocurría, hasta este verano, en el santuario de San Miguel de Aralar, situado junto a la cima del monte Artxueta, en la sierra Aralar, como bien indica su nombre. Animado por que se habían visto huesos cerca del santuario, el equipo arqueológico Larrate se puso manos a la obra a principios de agosto.

Los trabajos concluyeron ayer, y aunque el hecho de haber hallado tumbas medievales estaba dentro de las previsiones, el tamaño de la necrópolis y afirmar que ésta existió abre el camino a nuevos trabajos arqueológicos. Tal y como explica una de la directoras de la excavaciones, Nahia Senper, «se han llevado a cabo dos sondeos estratigráficos, algo parecido a una pequeña excavación». El primero, de 2x2 metros de tamaño, lo hicieron cerca del ábside del santuario y en él encontraron cuatro tumbas, tres correspondientes a adultos y una a un niño: «seguramente, un recién nacido». Para poder confirmar que la necrópolis seguía realizaron otro sondeo más alejado y volvieron a encontrar otras dos tumbas. Este segundo descubrimiento era el que no tenían asegurado y les sirvió para confirmar el tamaño de la necrópolis, algo alentado además por la cercanía con la que eran enterrados los cuerpos.

La importancia de estos descubrimientos deriva, en primer término, de que nunca se habían excavado las inmediaciones de este lugar «tan simbólico para los euskaldunes», como apunta Senper. Pero lo más llamativo es que no se conoce ocupación humana en esta zona, por lo que encontrar una necrópolis tan alejada de los pueblos es cuanto menos que curioso. Con este indicio y el material documental, el equipo de Larrate intuye que hay algún pueblo cerca y a su búsqueda se dedicarán el año que viene, según anuncia Nahia. De hecho considera que el trabajo de este año ha sido «un primer tanteo para ver si merecía la pena seguir». Algo que ha quedado confirmado.

Finalizadas las excavaciones, llega el trabajo de laboratorio para datar los huesos, inventariar y limpiar el material aparecido. De todo ello, saldrá una hipótesis para futuros trabajos. La tipología de tumbas halladas, sin embargo, ya les permite situarlas dentro de la Edad Media, aunque sin determinar a qué siglo pertenecen. Entre las características, Nahia resalta su orientación cristiana. Además, subraya que también han encontrado una estela con una cruz.

Además de Senper, el equipo formado por Ohiana Artetxe, Iñaki Sagredo y Andion Arteaga se muestra esperanzado para nuevos trabajos. No han tenido especiales inconvenientes para conseguir los permisos para estas primeras excavaciones, por lo que esperan que en el futuro tampoco aparezcan obstáculos.

Otro de los puntos importantes de su trabajo ha sido mostrar a todos los visitantes del santuario durante este verano cómo trabajan. «Para nosotros es importante enseñar la metodología arqueológica, para dar a conocer nuestro trabajo, y también los resultados que hemos tenido», relata.

Las visitas al santuario

El santuario de San Miguel, ubicado en la sierra de Aralar, lleva muchos años siendo un lugar que recibe numerosas visitas de los amantes de la montaña. Los hallazgos que concluyan de las posibles próximas excavaciones pueden añadir interés a una visita ya de por sí, completa.

Más allá del encanto que puede tener Aralar, el santuario en sí tiene más de mil años de historia. Fue construido junto a la cima del monte Artxueta, que ofrece una vista panorámica impresionante. El santuario es conocido por el retablo románico que acoge en su interior, descrito como «obra cumbre de la esmaltería europea». Por el entorno, escondidos entre campas y hayedos, además, el visitante también puede encontrar varios dólmenes. El intento institucional de convertir este santuario, tranquilo en origen, en un mero destino turístico también ha generado a lo largo de los últimos años las críticas de algunos ayuntamientos de la zona y de aficionados a la montaña. Estas voces han mostrado su preocupación por la degradación de la zona y el intento de montar diferentes negocios.GARA

DATACIÓN

El equipo aún tiene por delante trabajo de laboratorio para datar el material encontrado. Aun así, la tipología de las tumbas permite adelantar que pertenecen a la Edad Media, aunque no se puede determinar a qué siglo.

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