Gordon Brown renace de sus cenizas con su propia versión del laborismo
El discurso del primer ministro británico, Gordon Brown, fue un soplo de aire fresco comparado con el de otros líderes europeos, ya que propone el mantenimiento de los presupuestos y servicios, y la bajada de los impuestos directos e indirectos como vía para la recuperación económica. Con este guiño a los sindicatos y a las clases medias, ha prometido luchar para devolver al laborismo al primer puesto de la política británica de cara a las elecciones del próximo año.
Soledad GALIANA
Después de los años a la sombra de Tony Blair y de los sufrimientos de sus primeros dos años para confrontar la disidencia dentro del laborismo, es en el momento de mayor dificultad política, económica y social cuando el primer ministro Gordon Brown ha comenzado a brillar con luz propia.
Brown ha decidido que frente a las encuestas y pronósticos que auguran que sus días como líder laborista y los de su partido en el Gobierno están contados, no hay mejor respuesta que un buen ataque. «Luchad, no os rindáis, luchad para ganar», exhortó a los delegados a la Asamblea General del Partido Laborista, que le respondieron con aplausos. En sus propuestas ha habido un poco de todo: promesas de mayores ayudas sociales para las bases laboristas, mantenimiento y creación de empleo para los sindicatos y más servicios públicos en beneficio de las clases medias.
Las prioridades del partido
Esta declaración de intenciones es también a rasgos generales el esqueleto de la política laborista para el próximo año, en el que se enfrentarán al veredicto de las urnas. De cara a los nueve meses que le separan de esta cita electoral, Brown fijó las prioridades de su partido en cuestiones como incidentes antisociales, puestos de trabajo, sanidad, protección a la infancia, economía y reforma parlamentaria. Algunas de estas propuestas se materializarían en la creación de 250.000 plazas gratuitas de guardería para niños de dos años, retraso en la introducción del DNI obligatorio, creación de una cadena de viviendas supervisadas para padres quinceañeros, creación de 10.000 puestos de trabajo en el sector de la economía verde y protección de los presupuestos escolares. Además, Brown quiere dar mayor relevancia a organizaciones financieras alternativas, como las oficinas de correo, que en Gran Bretaña actúan como instituciones de ahorro.
Promesas electorales
Desde el punto de vista político, el líder laborista ha prometido un referéndum sobre la reforma electoral si resulta reelegido y ha advertido que eliminará la transferencia hereditaria de los escaños en la Cámara de los Lores «de una vez por todas». Además, parte de la reforma política que plantea como parte del programa electoral laborista es la posibilidad de que los votantes fuercen la dimisión de diputados corruptos, en clara referencia al escándalo de los gastos parlamentarios que ha salpicado a diputados de todos los grupos políticos.
«Hace tan sólo un año el mundo miraba a un precipicio y Gran Bretaña estaba en peligro. Supe que si no actuaba inmediata y decididamente, la recesión se transformaría en una gran depresión con millones de personas sin empleo y sin hogares, y con sus ahorros en peligro.... Y en momentos de grandes desafíos hay que tomar decisiones de peso», remarcó Brown.
«La diferencia es que mientras los conservadores adoptan pesimismo y austeridad, los progresistas como los laboristas adoptamos prosperidad y esperanza», afirmó Gordon Brown.
Quizás la decisión de ofrecer a Peter Mandelson un puesto en el gabinete británico no haya sido tan mala idea después de todo. Pero, quién iba a imaginar que uno de los creadores y defensores de la Tercera Vía laborista iba a mostrarle a Gordon Brown -exponente del laborismo sindicalista tradicional- su lealtad más absoluta.
En su discurso del lunes en la Asamblea General, Mandelson sorprendió con su defensa del Gobierno «frente a los errores de otros líderes» y su llamada a la lucha, ya que «se ganan las elecciones del futuro, no las del pasado». S.G