GM se queda con Opel pero mantiene el recorte de 10.000 empleos
La decisión de General Motors de echarse atrás en la venta de Opel a Magna y presentar su propio plan de reestructuración de la filial europea extendió ayer la sorpresa por los países europeos que cuentan con fábricas de Opel. La ira se sumó a esa sorpresa en Alemania, cuyo Gobierno había presionado para sacar adelante la opción de venta a Magna. GM afirmó que presentará un plan que prevé en Europa un recorte similar al calculado con Magna, de 10.000 empleos.
GARA
El vicepresidente de General Motors (GM), John Smith, anunció ayer que el plan de reestructuración de Opel que la empresa presentará «pronto» es muy similar al redactado por Magna y que supondrá la eliminación de unos 10.000 puestos de trabajo en Europa. Smith justificó la decisión del Consejo de Administración de GM, que el martes resolvió contra todo pronóstico cancelar la venta de Opel a Magna, por la mejora de la situación financiera de la empresa y por considerar que GM puede reestructurar mejor la marca alemana. Añadió que ya ha pagado unos 600 millones de euros del préstamo puente de 1.500 millones que el Gobierno alemán concedió a la empresa para mantener a Opel a flote.
«Las condiciones ahora de GM no se pueden comparar con las del primer trimestre del año ni siquiera con las de la primera mitad de 2009. Ha habido una gran mejora», afirmó Smith, que subrayó la importancia que la filial alemana tiene para el futuro del fabricante, aunque reconoció que la decisión fue casi como «decidir a cara o cruz».
Respecto al plan de reestructuración aseguró que hay muy poca diferencia entre los que se habían presentado hasta ahora y que todos suponen la reducción de unos 10.000 empleos.
Enfado en Alemania
Respecto al Gobierno alemán, que ha expresado su malestar con la decisión de GM, dijo que «cuando tengan la oportunidad de ver nuestro plan, el apoyo será bastante grande».
Pero el vuelco en la decisión de GM sorprendió en Europa y extendió el enfado por Alemania. «El comportamiento de General Motors es absolutamente inaceptable, en particular frente a los asalariados a ocho semanas de Navidad» opinó el ministro federal de Economía, Rainer Brüderle, que quiere ahora recuperar el crédito de 1.500 millones de euros. Berlín considera esta decisión, que representa un revés para la canciller Angela Merkel, como definitiva, pero tiene la intención de pedir aclaraciones a Washington.
Merkel, que, en plena campaña electoral, había ejercido mucha presión para conseguir que GM vendiera Opel a la canadiense Magna, con el objetivo de que diera preferencia al mantenimiento las cuatro plantas productivas en este país, se encontró con la noticia en plena visita a Washington.
La Casa Blanca, por su parte, se desvinculó de la decisión. Aunque el Gobierno de EEUU tiene más de un 60% del capital de GM asegura no implicarse en su gestión diaria. La reacción en otros estados europeos fue más moderada. El Ministro polaco de Economía, Waldemar Pawlak, incluso se congratuló por el cambio de la situación elogiando el pragmatismo de los estadounidenses.
Gran Bretaña, que cuenta con 4.700 asalariados de GM Europa, anunció querer «trabajar estrechamente con GM», y no excluyó inyectar dinero en una reestructuración. El mayor sindicato del país, Unidad, aplaudió «una decisión fantástica».
El jefe del Gobierno flamenco de Bélgica, Kris Peeters, recordó que el plan de reestructuración de Magna no era bueno y recordó que preveía el cierre del centro de producción de Amberes.
La sorpresa reinaba también en el Estado español, donde el Ministro de Industria, Miguel Sebastián, se manifestó listo para negociar con GM, pero comenzando desde los acuerdos alcanzados con Magna para la planta de Figueruelas.
Rusia no cuenta con centros productivos, pero el banco semipúblico Sberbank, que era el socio de Magna en esta operación, va a proceder a un análisis jurídico de la decisión. Por su parte, el fabricante de equipos canadiense Magna hizo de buen perdedor y dijo que seguirá apoyando a Opel y a GM como proveedor de componentes.
La Comisión Europea, que había planteado dudas sobre la legalidad del plan de rescate de Berlín, expresó su deseo de que el de GM cuente con «bases sólidas» y advirtió de que no permitirá una «guerra de subsidios» entre los gobiernos europeos.
El comité de empresa de Opel en Alemania convocó para hoy huelgas, que comenzarán en Alemania y se extenderán por todo Europa como protesta por la decisión de la casa matriz General Motors (GM) de no venderla al grupo austro-canadiense Magna y el banco ruso Sberbank. El plan de reestructuración que pueda presentar GM preocupa a los 55.000 asalariados europeos de GM, cuya mitad se encuentra Alemania. Los sindicatos alemanes habían pactado el plan de ajuste con Magna, aunque IG Metal tuvo cuidado de precisar que lucharía para el futuro de todas las plantas europeas. El presidente del comité, Klaus Franz, añadió que «el próximo paso de GM será presionar a los gobiernos y los trabajadores en Europa para financiar un concepto que no es sólido». Los representantes de los trabajadores no van a admitirlo y buscan una actuación conjunta con los gobiernos, dijo Franz, quien afirmó que GM ha llevado estos años a Opel a una situación difícil «con errores de gestión». Los sindicatos de la planta de Opel en Figueruelas (Zaragoza) descartaron llevar a cabo, por ahora, huelgas y el presidente del comité, José Juan Arcéiz, explicó que si GM no varía los acuerdos sobre el plan industrial que se alcanzaron hace dos semanas con Magna, no debe haber problemas, puesto que «ya está el camino andado y si se aceptó para Magna no habría inconveniente en aceptarlo con General Motors». El acuerdo con Magna recogía un excedente laboral de 900 trabajadores.
Los sindicatos británicos saludaron la decisión de GM de cancelar la venta de Opel, que en Gran Bretaña emplea a 5.500 personas.