Crónica | Los artistas toman la calle
La cultura navarra se moviliza «por amor al arte» y reclama un plan sólido y a largo plazo
El esqueleto de un actor navarro «en los huesos» encabezó desde su ataúd la marcha en la que se denuncian las políticas culturales del Gobierno de UPN, por dejar de lado a los artistas para llenar las arcas de las constructoras que levantan auditorios, museos y circuitos.
Aritz INTXUSTA
El recorte que han sufrido los presupuestos de la Escuela Navarra de Teatro fue «la guindillica que colmó el vaso», explica Estefanía de Paz, una de las organizadoras de la marcha. «Los alumnos y ex alumnos de Teatro decidimos que había que salir a la calle. Pero en Nafarroa el problema es el mismo para un bailarín, un escultor un pintor o para los músicos». Por ello, la mani-fiesta-acción que se vivió ayer en Iruñea fue un llamamiento social a público y artistas para reclamar un «plan cultural sólido, que trabaje a largo plazo» y explicar a quienes gobiernan que la cultura no debe estar siempre encerrada en teatros y salas, sino que su objetivo es «alegrar el paisaje urbano y, sobre todo, el paisaje interno de cada ciudadano y ciudadana».
La protesta reunió a centenares de personas de todo tipo. Había payasos, dantzaris, malabaristas, actores, músicos, zancudos, centauros y faunos, mezclados con padres con hijos, poetas, pintores, directores de teatro y personas con traje y corbata. Todos avanzaron a ritmo de batucada desde los cines Golem hacia la Plaza Yamaguchi y el Planetario. El recorrido de la protesta tuvo que modificarse a última hora, porque la Policía Municipal decidió negarles los permisos.
Con el cambio de itinerario, la manifestación terminó en el parque Yamaguchi, donde los artistas comenzaron a cantar tangos, hacer el payaso, bailar, jugar con malabares e interpretar enmascarados ante los niños.
Un payaso que pedaleaba sobre una bicicleta con una rueda gigantesca explicó: «Todos nos hemos movilizado en favor de la cultura. Da igual ser un artista o ser espectador. Una ciudad necesita arte, porque un mundo sin arte es gris, es un mundo sin cine, sin música... Además, queremos demostrar que no toda la cultura está en el Teatro Gayarre o en el Baluarte».
«El arte debe salir a la calle», coincidió un grupo de cinco estudiantes del conservatorio Pablo Sarasate, que salieron a tocar sus violines durante la manifestación. «Nosotros dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo a la cultura, a aprender a tocar, estamos aquí para que se nos vea y se nos oiga», señalaron.
El asunto que más dolía a quienes protestaban ayer, era la hipocresía con la que están defendiendo, tanto el Ayuntamiento de la ciudad como el Gobierno de Nafarroa, la candidatura de la capital navarra a Capital Europea de la Cultura, cuando, por ejemplo, el grupo de dantzas del Muthiko Alaiak, que avanzaba ayer bailando entre la multitud, no tiene una actuación acordada con el Ayuntamiento hasta el mismo 2016.
Un presupuesto «obsceno»
«Los artistas somos al final los que llenamos las salas, los que pintamos y esculpimos. Sin embargo, temblamos todos los años cuando se acerca la hora de aprobar los presupuestos», denunció De Paz. Los recortes de este año han sido escandalosos. A la Escuela Navarra de Teatro se destina un euro en 2010 y la mítica banda de música La Pamplonesa recibirá otra cifra simbólica, 100 euros. El grueso del presupuesto cultural finalmente ha recaído en manos de macroobras, muchas de ellas polémicas, como el Museo del Encierro, el Pabellón Arena o el Circuito de Alta Velocidad. Esto, según los convocantes, «no puede calificarse más que de pura obscenidad y cabezonería política y una total y absoluta falta de respeto».
En el manifiesto se denuncia «que ningún Gobierno en Nafarroa ha sido capaz de elaborar un Plan de Cultura que permita crear un tejido industrial competitivo y rentable».
Por ello, la demanda de artistas y público, al que se han sumado sindicatos y partidos políticos, es una la Ley de Cultura que deje el arte al margen de los caprichos de los gobernantes.