Israel sacó ayer a concurso la construcción de alrededor de 700 nuevas unidades de viviendas para colonos judíos en Jerusalén Este, territorio ocupado en 1967 y donde los palestinos aspiran a establecer la capital de su futuro Estado. El concurso público incluye la edificación de 377 nuevos apartamentos en el barrio de Nevé Yaakov, 117 en el asentamiento de Har Homá y 198 en el de Pisgat Zeev.

El ministro de Vivienda de Israel, Ariel Atias, dijo que la medida no tenía por objeto crear una provocación y que «Jerusalén es la capital de Israel».

El primer ministro, Benjamín Netanyahu, anunció en noviembre diez meses de congelación de la construcción de nuevas viviendas en las colonias de Cisjordania, pero dejó fuera del plan los límites municipales de Jerusalén delimitados por Israel.

Nabil Abu Rudeina, portavoz de la Autoridad Palestina (ANP), calificó de «ilegal e ilegítima» cualquier concesión que haga Israel para la construcción de viviendas en los territorios ocupados en 1967. A su juicio, Israel demuestra que no está dispuesto a alcanzar la paz y se aprovecha de la incapacidad de la comunidad internacional, sobre todo de EEUU, para impedir la construcción de colonias ilegales.

Rechazo de EEUU y de la UE

La Casa Blanca mostró su rechazo al plan israelí de ampliar sus colonias en varios puntos de Cisjordania pertenecientes al área de influencia de Jerusalén. Su portavoz, Robert Gibbs, argumentó que la cuestión sobre el estatus de Jerusalén «debe ser resuelta por las partes (implicadas) a través de negociaciones», mientras que la comunidad internacional debe apoyar la solución alcanzada.

La presidencia sueca de turno de la UE manifestó su «consternación» por los planes sionistas.